El consumo de uva de mesa ha cambiado mucho en Brasil con la introducción de nuevas variedades sin semillas. “La uva de mesa no era un producto con mucho valor en Brasil y su consumo era más temporal. Ahora, gracias a la introducción de nuevas variedades sin semillas en los últimos años, se ve como un snack saludable cada vez más atractivo y sabroso. Por tanto, su consumo ha crecido mucho y continúa aumentando”, cuenta Helia Mendonça, gerente comercial para ventas nacionales de Fazendas Labrunier, la mayor productora de uvas de mesa de Brasil, con sede en Petrolina, en el estado de Pernambuco.
La compañía fue adquirida hace 3 años por la española Grupo El Ciruelo, convirtiéndose así en la mayor proveedora de uva de mesa del mundo dirigida por José Velasco. Este gigante de las uvas continúa invirtiendo en proyectos de mejora varietal para impulsar el consumo de uva en el mercado brasileño, así como en otros países a los que exporta.
Entre estos proyectos destaca el foco en el cambio varietal, transición para la cual la empresa invierte fuertemente en nuevas variedades de los principales desarrolladores de frutas del mundo, logrando a partir de este año que sus 900 hectáreas ofrezcan un portafolio de variedades que todavía no fueron desarrolladas y puestas a disposición del mercado.
“Brasil tiene una gran predilección por las uvas blancas sin semillas, por lo que variedades como Autumn Crisp, de SunWorld; Sugar Crisp, de IFG; Arra 15, de Grappa, o Timpson, de SNFL, entre otras, están teniendo una gran aceptación. Nuestra compañía ha sido pionera en introducir variedades especiales como Cotton Candy o Candy Snaps de IFG y, aunque en general los consumidores brasileños no están dispuestos a pagar los precios que se ofrecen en el mercado estadounidense y europeo, mantenemos unos márgenes interesantes”, explica Helia Mendonça.
Una de las variedades que más creció después de las uvas blancas, según la directora comercial de Labrunier, es la uva Vitoria, una variedad negra, desarrollada en Brasil. “Es una variedad de bayas pequeñas y muchos racimos, que tienen una explosión de sabor al masticarlas. Además, al no requerir de royalties, tiene también menores costos de producción y comercialización. Aunque Brasil ve un mercado principalmente de uva blanca, Vitoria está encontrando una gran cuota de consumo, pero, como la producción no está controlada, ha provocado grandes concentraciones que han dado lugar a una gran oferta y a precios bajos en el mercado nacional".
Otro proyecto destacado es la inversión en tecnología para el uso de plásticos en la agricultura, que está evolucionando en las fincas de Labrunier, permitiendo una mejor conservación de las plantaciones ante la llegada de las lluvias a la región, factor que hasta ahora ha traído mucho riesgo para los viñedos en Brasil. "Esta inversión ha proporcionado varios beneficios, agregando valor y calidad a nuestro producto”, afirma. “También destaca la fuerte inversión en la renovación de maquinaria y herramientas, que permitirán un aumento considerable de la productividad y más calidad, calibre y sabor para nuestros frutos”.
Difícil campaña nacional por el duro periodo de lluvias y la inflación
De acuerdo con Helia Mendonça, la campaña de uva de Brasil se ha complicado desde enero, debido al impacto de la climatología. “Está siendo una campaña difícil por el exceso de precipitaciones. En primer tramo de campaña suele ser lluvioso en Brasil, pero este año la época de lluvias está siendo más intensa de lo habitual, lo cual repercute en los volúmenes, al tener que descartar más fruta que no reúne la calidad de nuestros estándares. El manejo de la poscosecha está siendo más difícil”.
También está resultando un reto lidiar con el incremento global de los costes, que llega tras una fuerte crisis financiera en Brasil, duramente golpeada por la pandemia. No es fácil mantener el consumo de un producto que también termina encareciéndose por la inflación.
Helia Mendonça resalta que todas estas inversiones en las fincas de Labrunier “hacen posible ofrecer fruta de calidad y sabor durante los 12 meses del año, manteniendo los estándares de calidad con los que trabajamos en las exportaciones. También estamos reforzando las inversiones de marketing en nuestra principal marca, Doce Uva, que nos ha posicionado entre los mejores minoristas y distribuidores de Brasil y del mundo”.
Si bien hay algo de competencia en el mercado brasileño por parte de su vecina Perú y de Chile, se hace notar más en los mercados de exportación. “En Brasil competimos con Chile, que inicialmente introdujo las variedades sin semillas, como Thompson y Crimson. Se nota –aunque de forma tímida– la presencia de ofertas de uva peruana, cuya producción ha crecido bastante en todo el mundo. Al ser nosotros capaces de abastecer uva de mesa todo el año, los mayoristas y retailers brasileños prefieren el producto nacional, que presenta ya una buena gama de variedades y con mayor frescura dada la cercanía”.
Planes para expandir exportaciones y producir fruta de hueso
Por lo que respecta a las exportaciones de Labrunier, a cargo Rocío Mejía, su desarrollo se divide en dos áreas diferenciadas a nivel internacional: EE. UU., donde la marca ya tenía cierta presencia, y Europa y Reino Unido, programas que han se ha reforzado gracias a la gran presencia y participación del Grupo El Ciruelo.
“Hay grandes planes proyectados para seguir expandiendo nuestras exportaciones además de ampliar ventas en el mercado nacional. La adquisición de El Ciruelo nos está permitiendo esto, además de la posibilidad de producir y comercializar fruta de hueso, en un futuro”, avanza la directora de exportación.
Para más información:
Helia Mendonça (directora comercial Brasil)
Fazendas Labrunier
T: +55 11 98223506
helia.mendonca@bravis.com.br
doceuva.com.br
Rocío Mejía (directora ventas exportación)
El Ciruelo
T: +34 618 04 84 93
rmejia@elciruelo.com