Como alertaba recientemente Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos, una plaga de nematodos está impactando fuertemente en la producción de tomates que, junto con la sequía, se encuentra entre las razones de que el sector haya registrado pérdidas –estimadas por la organización– de 30 millones de euros en el segmento del tomate de industria.
Por ello, Unión de Uniones pidió por carta al Ministerio de Agricultura que se permita excepcionalmente el uso del fitosanitario que combate la enfermedad, el 1,3 diclopropeno, “un fitosanitario que sí funciona contra los nematodos y que ya se está utilizando en Portugal”. La organización destaca además que “mucho del tomate concentrado que se importa a la Unión Europea ya tiene tratamiento con este fitosanitario, por lo que no tendría sentido estar prohibiéndolo en España”.
Sin embargo, la petición de Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos no es nueva. En febrero de este mismo año, se denegó la autorización excepcional de los productos fitosanitarios a base de dicloropropeno y cloropicrina para la desinfección de suelos en diversos cultivos que había solicitado la Dirección General de Agricultura, Industria Alimentaria y Cooperativismo Agrario de la Región de Murcia; en este caso, el sector agrario pedía usar estos productos en cultivos de vid, tomate, pimiento, melón, pimiento, calabacín y flor cortada.
“El Ministerio de Agricultura dice que lo prolongó durante diez años y que hay otras alternativas, pero no dice qué alternativas son válidas”, critica en una conversación con The Objective Luis Cortés, miembro de la Ejecutiva de Unión de Uniones y coordinador de de la organización en Extremadura.
El sector avisa del riesgo de desabastecimiento
Las graves pérdidas de este año y el temor a no poder acabar con la plaga, que se extiende con rapidez, llevan a que muchos agricultores se planteen no sembrar siquiera en la próxima temporada.
“Hay productos con los que no te la puedes jugar, porque el problema de los nematodos, tanto en tomate como en pimientos y en fresa, es que los efectos se notan cuando estás engordando el fruto”, explica Cortés. “Claro, como están los gastos de producción, quién se arriesga hoy a hacer esto, no te vas a gastar 10.000 euros en una hectárea de tomate sin tener la certeza de que puedes controlar la enfermedad”.
“Si el Ministerio este año sigue con su negativa a pedir a la Unión Europea la autorización excepcional de este producto, no nos va a quedar más remedio a los agricultores que no sembrar tomate, con lo que eso significaría para el mercado europeo, para el español”.
“Existe el riesgo de que la huerta europea, que es España, deje de serlo en un futuro, y al mismo tiempo estemos importando tomates, pimientos, fresas, berenjenas… que están tratados con dicloropropeno”, alerta.
Fuente: lavozdealmeria.com