La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advirtió el pasado jueves de que El Niño puede provocar importantes sequías en América Central y el norte de Sudamérica.
“Tras una prolongada presencia de tres años, La Niña se ha retirado del panorama atmosférico mundial y ha dejado paso a una probable transición inminente a El Niño, fenómeno meteorológico que normalmente distribuye las pautas meteorológicas en sentido contrario. Eso podría suponer un alivio para algunas zonas afectadas por la sequía como el Cuerno de África, pero tal vez acarree problemas a otras partes de África, América Central y el Lejano Oriente asiático”.
Según un nuevo informe del Sistema mundial de información y alerta sobre la alimentación y la agricultura de la División de Mercados y Comercio y la Oficina de Cambio Climático, Biodiversidad y Medio Ambiente de la FAO, entre las regiones que “preocupan especialmente” se encuentran América Central y el Caribe, “en la medida en que varios países de estas regiones registran ya niveles altos de inseguridad alimentaria aguda, e importantes campañas agrícolas están sujetas a las pautas de condiciones atmosféricas más secas características de El Niño. En zonas septentrionales de América del Sur también existe el riesgo de posible sequedad”.
En vista de los pronósticos más recientes que parecen indicar la probabilidad de que se produzca un episodio de El Niño de junio en adelante, la FAO ya está poniendo en marcha preparativos iniciales de apoyo a los países afectados.
“Los pronósticos son claros en este momento, pero es inevitable que solo puedan formularse con poca confianza a causa de su escasa validez en el período mayo-junio-julio”, explica Óscar Rojas, agrometeórologo de la FAO.
Los episodios de El Niño suelen producirse cada dos a siete años; en el intervalo prevalecen los episodios de La Niña y las condiciones neutras. El Niño, catalizado por el calentamiento de las aguas del Océano Pacífico, repercute decisivamente en la temperatura y el régimen de lluvias de muchas partes del mundo, donde da lugar a fenómenos meteorológicos extremos como sequías, inundaciones y tormentas.
El Niño, que normalmente eleva la temperatura media mundial, se vinculó con la máxima registrada en 2016, cuando tuvieron lugar diversas catástrofes que liberaron carbono, como incendios forestales y de turberas en Indonesia y los miles de millones de árboles que quedaron diezmados por la sequía en el Amazonas.
Fuente: fao.org