ASAJA Alicante informa que, tras dos campañas de cosechas muy cortas y con precios bajos en origen que no compensan los costes de producción, la previsión es que en 2023-2024 se vuelva a una situación de normalidad, con una estimación de producción del limón Fino superior al 15% respecto al año anterior. ASAJA Alicante asegura que el tiempo fresco y húmedo de mayo y junio ha propiciado que el fruto evolucione bien y que los limones tengan para esta fecha calibres por encima de la media de los últimos años. "Esto hace vaticinar una campaña normal con una producción que el mercado será capaz de absorber y con unos precios que, en principio, parecen optimistas".
La organización matiza que esta ligera mejora no se dará en la naranja ni la mandarina, "por razones climatológicas que han alterado la floración".
Sin embargo, existe un factor clave que puede lastrar la campaña citrícola, y es la falta de seguridad hídrica que vive el campo del Levante por la incertidumbre sobre la disponibilidad de agua en calidad y cantidad suficiente. “Esta situación promovida por las decisiones injustas y arbitrarias del Ministerio de Transición Ecológica pueden afectar al calibre del fruto, requisito fundamental a la hora de poder venderlo”, explica el presidente de ASAJA Alicante y productor de cítricos ecológicos de la Vega Baja, José Vicente Andreu.
En cuanto a la campaña de los cítricos ecológicos, ASAJA estima que "será peor que la anterior por dos motivos fundamentales: por un lado, hay fincas que han abandonado la certificación, y por otro, los agricultores de ecológico están descapitalizados y los huertos desnutridos, en muchos casos, lo que evidentemente provoca una merma en la producción".
En la campaña 2022-2023 se registraron tan solo 800.000 toneladas de limones. Para la entrante, la organización agraria prevé que superará las 950.000 toneladas, y si se retrasa la recolección, puede superar el millón, “siempre y cuando tengamos agua”.
En esta campaña, ASAJA Alicante anuncia que centrará sus esfuerzos en vigilar las prácticas comerciales desleales que, por desgracia, se están convirtiendo en habituales a pesar de estar prohibidas por la Ley de la Cadena Alimentaria. Ejemplo de ello es la destrucción de valor, mediante la cual los grandes operadores que controlan el mercado aumentan el porcentaje de destríos, que normalmente suele rondar entre el 3-5% del total de la cosecha y que antes siempre se especificaba en contrato. Al respecto, la asociación asevera que las firmas se llevan gratis hasta el 60% de la cosecha en concepto de destríos alegando que van destinados a la industria cítrica cuando en realidad la venden como producto de segunda en fresco en el mercado internacional.
Fuente: asaja.com