En casi los 11 primeros meses del año, las islas han enviado, principalmente a Península, aunque también cantidades pequeñas, testimoniales sobre el total, a otros países europeos y a Marruecos, un volumen de 341,3 millones de kilos de fruta, lo que representa un alza del 30% (78,3 millones de kilos más) respecto al mismo periodo del año anterior, un ejercicio, el de 2022, calificado como “muy bueno” en precios medios por los agricultores isleños, mejor incluso que el “aceptable” de 2021, con la erupción del volcán en septiembre en la isla de La Palma y el destrozo o el daño estructural a más de 200 hectáreas entonces en cultivo.
En 2022, hasta la semana 45 de este año, el archipiélago solo había expedido 263 millones de kilos a Península y otros pocos países. Nada que ver con la marcha que lleva este 2023.
La diferencia de oferta exportada entre una etapa y otra es descomunal, y ello pese a la retirada de alrededor de 22 millones de kilos hasta la semana 43, para contener la caída de precios en el casi único destino de la fruta isleña, el de Península, donde la oferta canaria compite con la banana importada desde América y África, esta con cada vez más mercado nacional, según los datos oficiales servidos por Aduanas del Gobierno de España.
Este año 2023, atendiendo a los precios medios ya abonados a los agricultores canarios, está siendo una “ruina” (así lo califican algunos operadores), pues los pagos por kilo comercializado recibidos por los plataneros locales en sus cuentas bancarias, descontados todos los gastos de comercialización, en muchos casos no cubren los costes de producción del cultivo ni con la suma de la ayuda directa del Posei, esta en 0,30 euros por kilo, fondos públicos detraídos de una ficha financiera anual de 141 millones de euros (comunitaria al 100%) y con abonos a los cosecheros por semestre.
Con los volúmenes producidos en lo que va de 2023 y lo que ya se ha exportado, a falta de mes y medio para que termine el año, en este ejercicio se prevé sobrepasar el umbral de fruta comercializada en 2017 (mercado local y de exportación), cuando se llegó a los 421,3 millones de kilos.
El origen de la caída de precios en Península tiene que ver con el potente incremento de la oferta por las condiciones meteorológicas en este 2023, más calor y adelanto de los cortes a fechas con menor demanda, y la mayor productividad de las fincas y el aumento de la superficie cultivada, que en 2022, el último año con datos oficiales de Asprocan, supuso tener en cultivo 53,4 hectáreas más, todas ellas radicadas en las islas de Tenerife, la productora principal, y de Gran Canaria.
El potente incremento de la oferta en este 2023 además se produce en una coyuntura en la que La Palma, debido al volcán, ha perdido extensión en producción que aún no ha sido recuperada, y son más de 200 hectáreas. La intención es que vuelvan al cultivo, y entonces la oferta total podría ir a más.
A esas circunstancias se unen otras, como la cada vez más agresiva competencia de la banana y el efecto en la disminución de la demanda de plátano de las islas por el calor y por existencia de fruta de temporada más barata entre otras razones.
Fuente: eldiario.es