La sequía ha tenido un impacto más grave de lo inicialmente temido en los cultivos tropicales, especialmente en el aguacate y el mango. La interprofesional del aguacate y mango, reconocida como organización agroalimentaria en noviembre pasado, proyecta una pérdida de 140 millones de euros en comparación con la temporada anterior. Enrique Colilles, líder de la interprofesional, advierte que la producción de mango disminuirá en un 80%, mientras que la del aguacate podría ser un 50% inferior a un año normal, lo que se traduce en una reducción de alrededor de 20 millones de kilos de mango y hasta 50 millones de kilos de aguacate.
Esta situación afecta significativamente a la posición de España en la producción de aguacate y supone un retroceso en el mercado del mango, perdiendo cuota frente a países como Marruecos, Israel, Colombia y Brasil. La región más afectada es Andalucía, responsable del 75% de la producción nacional de aguacate y mango. En particular, en la costa tropical de Granada y la Axarquía malagueña, epicentro de los cultivos tropicales españoles, alrededor de 12.000 familias dependen de estos cultivos.
La falta de agua debido a una segunda campaña corta ha golpeado duramente a Andalucía, y se espera que los efectos más graves se sientan en la producción y el valor de los cultivos. Enrique Colilles destaca que entre el 30% y el 40% de las fincas en el Valle de Vélez se verán afectadas, y muchas podrían perderse definitivamente debido a dos años consecutivos de sequía. La falta de agua no solo impacta en la producción actual, sino que también dificulta la replantación de árboles, lo que llevaría entre 3 y 4 años para recuperar la producción.
Trops, una empresa que representa el 50% del sector, estima pérdidas significativas. Se espera que los agricultores asociados a Trops ingresen alrededor de 30 millones de euros menos en mango y hasta 40 millones menos en aguacate. El CEO de Trops, Colilles, lamenta la situación y señala que la empresa había apostado por un proyecto llamado Agua+S, una desaladora autosuficiente de 144 millones de euros. A pesar de la inversión privada total y la promesa de no solicitar fondos públicos, el proyecto fue desestimado, dejando a la empresa en una situación difícil. La esperanza ahora recae en obras de interés aprobadas por el Gobierno, como una desaladora prioritaria en Axarquía, aunque su implementación llevará tiempo. La falta de soluciones inmediatas plantea un desafío para la supervivencia del sector durante los próximos años.
Fuente: elespanol.com