Las ramificaciones de la guerra en el Medio Oriente y la crisis de carga que ha causado en el mar Rojo están provocando graves interrupciones de los flujos de exportaciones agrícolas y amenazando las campañas en muchos países. Mourad Erraguragui, vicepresidente de la Asociación Marroquí de Transporte por Carretera Intercontinental (AMTRI) y director de sucursal de una multinacional de transporte de mercancías que opera en Marruecos, explica los efectos de la crisis del mar Rojo en los exportadores marroquíes.

Mourad Erraguragui, vicepresidente de AMTRI.
Hasta la fecha, el bloqueo en el estrecho de Bab el-Mandeb, al sur del mar Rojo, persiste, según Erraguragui. "A pesar de la creación de una coalición por parte de los EE. UU. para asegurar el tráfico marítimo en la región, nada ha cambiado. Las compañías navieras consideran que el riesgo es demasiado grande, y la mayoría de ellas han decidido tomar el desvío bordeando el cabo de Buena Esperanza. Esta situación es insoportable, ya que representa el 15% de los flujos navieros del mundo. La mayoría de las navieras han abandonado el mar Rojo, lo cual tiene consecuencias para todas las exportaciones, pero también para las importaciones con origen y destino en Asia, incluidas las del sector agrícola".
Esta gran crisis divide al mundo en dos partes, más o menos desconectadas dependiendo de los productos comercializados, añade Erraguragui. "Por un lado, están Europa y el norte de África; por el otro, Asia y el este de África. El daño a las campañas agrícolas varía según los productos que estén en temporada. Las campañas más afectadas son las de cítricos en Egipto, manzanas en Polonia y otros países europeos, y uvas en la India, por ejemplo".
Erraguragui añade que "el déficit comercial pronto se hará evidente –si nada cambia– con la llegada del Año Nuevo Chino, que es una gran oportunidad para las exportaciones de frutas a China". La crisis también coincide con el período de compras para preparar el mes de Ramadán, lo que aleja a los exportadores marroquíes de países con grandes poblaciones musulmanas en Asia, como la India, Bangladesh, Pakistán, Indonesia y Malasia.

Es difícil evaluar con precisión el impacto de la crisis en los exportadores marroquíes por la sencilla razón de que la campaña marroquí ya está sufriendo todos los efectos de la sequía, que ha reducido considerablemente las exportaciones a Asia, ya que los exportadores se están enfocando en el mercado europeo con los volúmenes que pudieron cosechar esta temporada.
Erraguragui añade: "La crisis del mar Rojo ha agravado el impacto en la agricultura marroquí, pues los costes de transporte a Asia se han duplicado y los tiempos de entrega han aumentado entre 10 y 15 días, por lo que la exportación de frutas y hortalizas marroquíes se ha vuelto demasiado cara para el consumidor final, sin mencionar los largos tiempos de entrega que algunos productos perecederos no pueden soportar. Todo el ecosistema se ve afectado, incluyendo a los trabajadores, que pierden días de trabajo, y a los transportistas". Los productos más afectados, dada la época del año en la que nos encontramos, son los frutos rojos y los cítricos.
¿La situación llegará pronto a su fin?
"Nadie puede predecir cuándo o cómo terminará", responde Erraguragui. "De hecho, nadie podría haber previsto el estallido de esta crisis y la participación de los hutíes en la guerra. La navegación es un sector de alto riesgo que puede sufrir cambios repentinos, profundos y duraderos. Sin embargo, si la crisis persiste o empeora, podemos esperar que los precios del flete marítimo a través del cabo de Buena Esperanza se estabilicen o incluso disminuyan una vez que todas las partes se hayan aclimatado a las nuevas líneas y las fluctuaciones diarias hayan cesado".
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Mourad Erraguragui
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