Un grupo de agricultores franceses llevó a cabo una protesta bloqueando la autopista A9 hacia la frontera española al sur de Perpiñán. Esta manifestación forma parte de unas protestas que han estado ocurriendo ya durante cinco días, siendo su principal objetivo lograr cambios en las políticas europeas que afectan al sector agrícola.
Los participantes en la protesta realizaron una sentada en la autopista en dirección de Francia a España, interrumpiendo por completo el tráfico de vehículos poco antes de las 12:00, hora local. Cerca de 300 agricultores con tractores también ocuparon el peaje cercano.
El presidente de la Federación Nacional de Sindicatos de Explotaciones Agrícolas (FNSEA), Arnaud Rousseau, advirtió que las acciones de protesta continuarán durante toda la semana y el tiempo necesario. Los sindicatos expresan su descontento con lo que consideran una falta de coherencia en las políticas europeas, que permiten aumentar las importaciones mediante acuerdos comerciales, como el reciente con Nueva Zelanda, mientras imponen reglas medioambientales y sanitarias que aumentan los costos y reducen la competitividad de los agricultores. Además, critican retrasos en la entrega de ayudas públicas, el fin previsto de la subvención al gasóleo agrícola, la creciente burocracia y los precios impuestos por las industrias agroalimentarias a nivel nacional.
En una entrevista con la emisora France Inter, Arnaud Rousseau destacó que las movilizaciones reflejan "la frustración de los agricultores" y su deseo de restaurar "la dignidad" en su oficio, abordando temas de ingresos y competitividad. Señaló que la incomprensión del marco europeo actual es el fundamento común de las protestas que también se observan en otros países como Polonia, Alemania, Países Bajos y Rumanía. Rousseau específicamente mencionó el Pacto Verde como una visión de decrecimiento que implica reducir la producción en Europa mientras las importaciones aumentan.
Rousseau denunció "la incomprensión de lo que se pide a los agricultores" porque, si bien por una parte se constata que hay que producir para alimentar a la población, el consumidor europeo exige calidad, naturalidad y al mismo tiempo aumentan las entradas de productos del exterior.
Para el responsable del primer sindicato agrícola francés, hay una falta de "coherencia" en las decisiones europeas. "No se pueden tener por un lado –dijo– acuerdos comerciales que (permiten importar) productos con condiciones de producción que no son las nuestras y, por otro, exigir a la agricultura francesa, reconocida como una de las más sostenibles, condiciones de producción que los productores no pueden aguantar".
Fuente: euroefe.euractiv.es