En China ha surgido una nueva tendencia entre los dueños de perros, popularizada a través de Xiao Hong Shu. Esta moda consiste en teñir los perros blancos con llamativos tonos de rosa y verde usando tintes naturales extraídos de pitahayas, espinacas y calabazas. Los dueños convierten los vegetales en un jugo que actúa como un tinte inocuo y que hace que los perros se asemejan a personajes de dibujos animados.
Aunque muchos creen que es una tendencia adorable, a muchos les preocupa la posible incomodidad que pueda suponer para los perros. A pesar de algunos casos de enredo del pelaje, los profesionales afirman que los tintes son seguros y lavables, lo que abre el debate sobre la necesidad de la práctica.