Grace Park Kreiner, neozelandesa que vive en Alemania, añoraba las feijoas durante su embarazo. Como regalo de aniversario, su marido, Simon, la sorprendió con un kilo que había comprado en una frutería de productos exóticos y que le había costado 50 dólares. A pesar de no ser perfectas, el aroma le trajo recuerdos entrañables de su infancia en Nueva Zelanda. Los amantes de la feijoa sienten verdadera pasión por esta fruta, como indica la Asociación de Productores de Feijoa de Nueva Zelanda.