Este año, las siembras de patata en los países del noroeste de Europa han sido tardías y muy complicadas, con un calendario que ha durado entre 8 y 10 semanas y que culminó apenas hace unos días. En consecuencia, en los campos conviven plantas en distintas etapas de desarrollo, desde la plena floración hasta el final de la tuberización, y otras en nascencia.
La NEPG, que representa a los sectores de la patata en Alemania, Francia, Países Bajos y Bélgica, estima un incremento en la superficie de cultivo de patata de entre un 4 y 6%, siendo Francia el país con mayor expansión. Sin embargo, la producción enfrenta marcadas incertidumbres, agravadas por problemas de pudrición debido a las intensas lluvias, especialmente en Bélgica, Países Bajos y Baviera en Alemania, donde se ha informado de cientos de hectáreas dañadas.
Aunque la demanda por parte de las fábricas en la región NEPG y la capacidad de procesamiento siguen en aumento, fundamentalmente en Francia, las ventas de patatas fritas congeladas y otros productos procesados han mostrado una tendencia a estabilizarse o incluso disminuir. Además, la competencia en el mercado se intensifica, no solo con países de Norteamérica sino también con mercados emergentes como China, India, Turquía y Argentina, lo que representa un factor adicional a considerar por parte de los productores a la hora de planificar expansiones o inversiones futuras.
Según la NEPG, los productores de patata enfrentan riesgos sin precedentes, relacionados con el cambio climático, la alta presión de enfermedades como el mildiú, la resistencia a los fungicidas de nuevas cepas de Phytophthora, la escasez de fungicidas y el uso de variedades altamente susceptibles a enfermedades que requieren tratamientos intensivos. Todo ello hace que el cultivo de patatas tenga cada vez más riesgo.
Fuente: agrodigital.com