En estas semanas se reanudará en Granada la temporada de la chirimoya después de haber concluido en el mes de junio una de las temporadas más largas que se recuerda, como se ha señalado desde la DOP Chirimoya de la Costa tropical de Granada-Málaga. Y es que la campaña 2023/24 logró extenderse de agosto del año pasado al mes de junio, con una cosecha que aumentó un 9% hasta las 45.000 toneladas.
"Este año hemos empezado a cosechar las primeras frutas una semana más tarde que la campaña pasada, que fue realmente temprana, con la previsión en Frutas Los Cursos de un aumento de nuestra producción de entre un 15 y un 20% hasta estar en torno a los 5 millones de kilos", explica Víctor Rodríguez, director comercial de la empresa con sede en Almuñécar.
"La climatología nos ha acompañado este año con noches más frescas en julio, que es el mes más importante para la chirimoya, por lo que esperamos una fruta de muy buena calidad y buenos calibres".
"Las expectativas este 2024/25 son muy buenas. En Los Cursos, un 80% de nuestras chirimoyas se dirige a las grandes superficies de toda Europa, donde el consumo aumenta año tras año. Francia y Portugal son los principales clientes para nuestra fruta; aunque no son los únicos. Enviamos nuestras chirimoyas desde Escandinavia a Arabia Saudí o Kuala Lumpur, y cada vez hay más mercados interesados en esta fruta de la que casi tenemos la exclusiva".
España es, de hecho, el mayor productor de chirimoyas del mundo y la Costa Tropical de Granada concentra el 95% de la superficie española dedicada a este cultivo subtropical que, como explica el pliego de condiciones de la DOP Chirimoya de la Costa Tropical de Granada-Málaga, fue traída del continente americano en el siglo XVIII.
A finales del siglo XIX, fueron los agricultores de la población granadina de Jete, situada en el valle del Río Verde, quienes fueron seleccionando los árboles mejor adaptados a la zona y más productivos que darían lugar a la variedad que hoy en día se cultiva en el 99% de la Costa Tropical de Granada, Fino de Jete.
"La chirimoya es un cultivo, además, que se puede controlar muy bien agronómicamente mediante técnicas muy básicas como la poda, con la que podemos inducir floraciones, y la polinización manual, por lo que podemos actuar frente a las olas de frío o de calor y asegurar siempre la producción, lo que no ocurre con el mango o el aguacate", prosigue Víctor. "Tiene también la ventaja de no necesitar la cantidad de agua de otros subtropicales, y de crecer sin la necesidad de usar apenas fitosanitarios, por lo que es una fruta que crece naturalmente".
"Gracias además a que tenemos campañas en las que podemos proveer al mercado con fruta fresca recién recolectada durante más de 8 meses, y a que la variedad Fino de Jete tiene una vida más larga que la de otras chirimoyas cultivadas en otras zonas del mundo, estamos llegando cada vez más lejos y a más consumidores", resalta Víctor.
"En Frutas Los Cursos ya llevamos trabajando 35 años con esta fruta excepcional y, dando un paso en innovación, hemos desarrollado el primer zumo de chirimoya del mundo obtenido por alta presión, por el que recientemente hemos recibido un premio a la innovación y sostenibilidad".
"Seguimos teniendo la misma ilusión que el primer día y nos encantaría seguir creciendo de la mano del oro blanco de nuestra tierra".
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