La campaña griega de naranja Valencia atraviesa unas condiciones desfavorables. En la prefectura de Laconia, donde se produce la mayor parte de este cultivo, las máquinas seleccionadoras de las plantas de envasado están descartando el 30% de la cosecha por ser demasiado pequeña para el mercado de frescos, para decepción de los productores.
"Casi el 30% de las naranjas de Valencia recolectadas no cumplen los estándares de calibre para el mercado fresco y acaban yendo a la industria de zumos. Se venden a 0,18 euros/kg, incluido el coste de la cosecha. Es un precio bajo comparado con lo que vemos en el mercado internacional, y muy decepcionante cuando vemos que el zumo de naranja se vende en los supermercados a 3,50 euros", lamenta Giorgos Villias, propietario de la empresa local de cultivo y envasado Villias Spartadevel.
© Villias Spartadevel
Villias añade que ni siquiera el perfil de calibre del volumen restante satisface a los agricultores. "Actualmente, el rendimiento medio es de 40-50 toneladas por hectárea. Como hemos dicho, el 30% de este volumen se rechaza. Otro 50% de la cosecha se sitúa en la franja de 60-70 mm y, por último, solo el 20% de la cosecha total se enmarca dentro de los calibres más grandes".
Las perspectivas de mercado también varían en función del calibre. "Para las naranjas pequeñas, no hay demanda, y sus precios se han limitado a 0,30 euros/kg. Por el contrario, las pocas naranjas grandes que hay tienen una gran demanda, y los productores alcanzan precios de 0,45 euros o incluso 0,50 euros", afirma Villias. "Los precios de las naranjas ecológicas son un 15-20% más altos, pero sus calibres son los mismos que los de la fruta convencional", añade.
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Según explica: "Hay unos pocos agricultores que producen este tipo de naranjas e incluso alcanzan rendimientos de 70-80 toneladas por hectárea. Se trata de productores que han podido hacer frente a los costes de cultivo y han aplicado cuidadosamente todos los tratamientos necesarios a sus huertos. El panorama general en nuestra zona, sin embargo, es de descenso de la producción año tras año, a medida que el cultivo se hace inviable".
"Desgraciadamente, nuestros clientes de Alemania y los Países Bajos piden sobre todo fruta grande. Además, es imposible pedirles 0,10 euros más de lo que cobramos actualmente. Responden que un aumento así haría totalmente imposible la venta frente a la competencia de la fruta sudafricana y egipcia", concluye el envasador griego.
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