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Incertidumbre en el sector exportador brasileño ante la inminente aplicación de aranceles en EE. UU.

La posible imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a productos agrícolas brasileños mantiene en vilo a exportadores del país sudamericano, especialmente a los que dependen en gran medida del mercado norteamericano, como los productores de mango y uva del Valle del São Francisco. Con fecha tentativa de aplicación para el 1 de agosto, la medida ha generado incertidumbre y preocupación tanto en el sector privado como en el gubernamental.

En los últimos días, se han intensificado las conversaciones entre productores, asociaciones y autoridades brasileñas. Representantes del sector han señalado que aún no hay claridad sobre cómo se aplicarán exactamente los aranceles ni qué productos se verán afectados directamente. Esta falta de certeza complica la planificación comercial en plena temporada de exportación.

"El ambiente es de mucha cautela. Aún estamos estudiando el impacto real que esto podría tener. Hablamos a diario con nuestros clientes en EE. UU., pero todavía no está claro si el precio final al consumidor se verá afectado o si los compradores estarán dispuestos a asumir el costo adicional", comenta un productor y exportador brasileño.

La preocupación no se limita únicamente al mango. Se menciona también a otros productos brasileños como los jugos de naranja y el hierro, que podrían verse alcanzados por estas medidas. La noticia ha provocado reacciones inmediatas: visitas de autoridades al campo, reuniones con el Ministerio de Agricultura y cálculos apresurados por parte de importadores estadounidenses que buscan entender cómo se reconfigurará el flujo comercial.

A nivel local, los exportadores manejan posibles escenarios. Uno de ellos es la redirección de volúmenes hacia mercados alternativos como Europa o incluso Argentina. Sin embargo, la gran magnitud del volumen brasileño —con cifras que superan los 2.500 contenedores solo en mango— plantea el reto de si estos otros mercados podrían absorber dicho flujo sin desequilibrar la oferta.

Las decisiones estratégicas están a la espera de confirmaciones oficiales, y los actores del sector siguen adaptándose en tiempo real. "Todo cambia de un día a otro. Ayer hubo una novedad, hoy ya tenemos otra. Es difícil tomar decisiones firmes cuando el panorama cambia constantemente", señalan.

Mientras tanto, la cuenta regresiva hacia el 1 de agosto continúa. El sector espera que, para entonces, haya mayor claridad sobre el alcance de los aranceles y las medidas que deberán tomarse para mitigar su impacto.

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