Un oleaje inusualmente fuerte —el peor en décadas— ha estado afectando a los envíos marítimos de productos agrícolas desde el puerto costarricense de Caldera, aunque más recientemente han empezado a despejarse, deteniéndose en su mayor parte. "A excepción de los días posteriores al terremoto del Extremo Oriente ruso, que afectó a todo el océano Pacífico", explica Raúl Saca, vicepresidente sénior de logística global de Fresh Del Monte.
© Port of Caldera
Con el oleaje inusualmente fuerte que sigue habiendo, la autoridad portuaria ordena que se detengan todas las operaciones y que los buques salgan del puerto. "Estos retrasos están creando una congestión portuaria con un acceso muy limitado a los buques. Esto ha provocado cierres portuarios que superan los cinco días, con las consiguientes alteraciones y retrasos en los horarios", afirma Saca. "Es la primera vez que nos enfrentamos a periodos persistentes y prolongados de fuerte oleaje en la zona que afectan a las operaciones de nuestros buques".
El mar de fondo ha sido un reto para el transporte marítimo de forma intermitente desde febrero. Históricamente, el oleaje se producía dos veces al año, en torno a febrero y marzo. Este año empezaron al mismo tiempo, aunque con un mar de fondo más severo, y hasta la fecha, los cargadores siguen lidiando con el problema. "Cada año vemos más fenómenos meteorológicos extremos en todo el mundo, y este no es una excepción", asegura Saca, que añade que este año se han producido en torno a 10 interrupciones debidas al fuerte oleaje.
Además, mientras que el tamaño de los buques ha aumentado para poder transportar más carga, los puertos y la capacidad para manejar el volumen adicional no han crecido.
Múltiples productos afectados
En cuanto a los productos afectados, los bananos y las piñas figuran entre las frutas tropicales más afectadas por estas perturbaciones, dado que son las que se exportan en mayores cantidades desde este puerto. Sin embargo, otros productos como el jengibre, la pitahaya y el café también se ven afectados.
© Fresh Del Monte.
Para hacer frente a este problema, Fresh Del Monte está colaborando estrechamente con otras navieras para minimizar los retrasos y empleando tácticas como el intercambio de franjas horarias. "Por ejemplo, si ambas líneas van al mismo destino, nosotros cargamos la mercancía en Caldera para nuestros clientes y los suyos, y ellos cargan la nuestra y la suya en Quetzal. Este tipo de intercambio de franjas horarias y cooperación permite que haya un buque menos en cada puerto, lo que aliviará la congestión una vez que los puertos estén operativos", dice Saca.
Sin embargo, se trata solo de una solución temporal para un puerto clave para Fresh Del Monte, dado el volumen de envíos de piña que se mueve. "La Autoridad Portuaria ha sacado a concurso una concesión del puerto que establece una ampliación y modernización del puerto que construirá nuevos atraques protegidos del oleaje y tendrá más capacidad", informa Saca. "Eso solucionará los problemas, pero estimo que tardará al menos dos o tres años en llegar".
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