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El transporte refrigerado, bajo presión por congestión y falta de infraestructura

El transporte marítimo de productos perecederos atraviesa uno de los momentos más complejos de los últimos años, como advirtieron Bruce Marshall, responsable de soluciones reefer en Maersk, y Thomas Eskesen, fundador de Eskesen Advisory, durante el seminario web "Tarifas, congestión global y el impacto en el transporte refrigerado: un webcast de TPM Cold Chain", seguido por MundoMaritimo.

Según los especialistas, frutas, hortalizas, proteínas animales y productos del mar dependen de cadenas de frío cada vez más frágiles. La demanda mundial de alimentos frescos mantiene una tendencia al alza, pero la congestión portuaria, la escasez de equipos y la insuficiencia de infraestructura amenazan la competitividad de los exportadores y la disponibilidad en los mercados de destino.

Uno de los principales problemas señalados es la saturación en terminales de los principales hubs internacionales, donde las demoras en descarga y transbordo complican la planificación de los exportadores. A ello se suma la falta de contenedores refrigerados disponibles, lo que eleva los costos y genera incertidumbre, incluso en operaciones planificadas con semanas de antelación.

La capacidad de las terminales portuarias también se ha convertido en un factor crítico. En muchos casos, las instalaciones no cuentan con la infraestructura suficiente para atender grandes volúmenes de carga refrigerada, lo que obliga a desviar contenedores a puertos secundarios con el consiguiente aumento de tiempo y costes. Para los expertos, las soluciones pasan no solo por ampliar capacidad física, sino también por mejorar la coordinación entre navieras, terminales y autoridades aduaneras.

La situación afecta directamente a América Latina, una de las regiones con mayor peso en la exportación de perecederos. En México, la coincidencia de la temporada de frutas y hortalizas con los picos de congestión portuaria incrementa el riesgo de pérdida de calidad. En Perú, la expansión de las exportaciones de uvas, arándanos y productos pesqueros depende de rutas rápidas y estables para cumplir con las exigencias de mercados en Estados Unidos, Europa y Asia.

Los retrasos, advierten los analistas, no solo repercuten en la frescura de los productos, sino también en la confianza de los compradores internacionales, lo que puede derivar en la pérdida de contratos o en la caída de precios.

Pese a ello, la región mantiene oportunidades gracias a la diversificación de mercados, el desarrollo de terminales especializadas y la incorporación de tecnología para trazabilidad. Sin embargo, el ritmo de estas inversiones no siempre acompaña el crecimiento de la demanda global.

Los expertos anticipan que la presión sobre el transporte refrigerado continuará en los próximos meses. Aunque se esperan ajustes graduales en tarifas y disponibilidad de equipos, no se vislumbran soluciones rápidas. La inversión en puertos con mayor capacidad eléctrica, automatización y procesos aduaneros más ágiles aparece como un factor clave para aliviar la saturación.

En este contexto, la resiliencia logística será determinante. Los exportadores que diversifiquen rutas, aseguren contratos flexibles y adopten sistemas de monitoreo en tiempo real podrán mantener una ventaja competitiva en un mercado cada vez más exigente.

Fuente: mundomaritimo.cl

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