La citricultura uruguaya atraviesa un proceso de transformación marcado por las nuevas exigencias ambientales de los mercados internacionales. En este escenario, la Unión de Productores y Exportadores de Frutas del Uruguay (Upefruy) ha liderado el primer estudio integral sobre la huella ambiental de la producción de cítricos, con el objetivo de medir su impacto y adaptar la actividad a los estándares que demandan destinos clave como la Unión Europea y Estados Unidos.
El proyecto, desarrollado entre 2023 y 2025, contó con el apoyo técnico y financiero del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), la Facultad de Agronomía y la Universidad Politécnica de Valencia. El estudio abarcó 376 parcelas productivas pertenecientes a seis empresas integrantes de Upefruy, que representan entre el 85% y el 90% de los cítricos exportados por Uruguay, principalmente naranjas, mandarinas y limones.
Los resultados marcan un hito para el sector al establecer, por primera vez, una línea de base cuantitativa y representativa sobre la huella ambiental. En términos de huella de carbono, el impacto se estimó en 0,17 kg de CO₂ por cada kilogramo de fruta producida en campo, lo que equivale a 2.080,78 kg de CO₂ por hectárea. Al incluir la etapa de empaque, el promedio asciende a 172,08 kg de CO₂ por tonelada, con el campo aportando 165,65 kg y el packing 6,43 kg.
En cuanto a la huella hídrica, se calculó un consumo promedio de 0,28 m³ por kilogramo de fruta en campo y 2.552,33 m³ por hectárea. Si se considera la etapa de empaque, la cifra llega a 279,39 m³ por tonelada, con 277,19 m³ correspondientes a la producción y solo 2,20 m³ al proceso de packing. Estos valores reflejan que cerca del 90 % del impacto ambiental total se concentra en la etapa de campo, lo que plantea la necesidad de enfocar los esfuerzos de mejora en esta fase.
El análisis identificó a los fertilizantes y al uso de maquinaria agrícola como los factores que más inciden en las emisiones y el consumo de recursos. Para reducir estos impactos, el informe recomienda medidas como mejorar el manejo del suelo, incorporar coberturas vegetales, utilizar mulch orgánico y establecer zonas de amortiguación para minimizar el escurrimiento de nutrientes y agroquímicos hacia cuerpos de agua.
El proyecto también desarrolló una calculadora digital de huella de carbono adaptada a la citricultura uruguaya, que permite a las empresas estimar su impacto ambiental mediante datos simples. Además, se elaboraron factores de emisión específicos para Uruguay, ajustando los cálculos a las condiciones locales de clima, suelo y manejo productivo.
Para Upefruy, esta medición representa un paso necesario para mantener el acceso a mercados cada vez más regulados. Los resultados permitirán al sector citrícola adaptarse a normativas ambientales más estrictas, fortalecer la trazabilidad y avanzar hacia prácticas de producción más eficientes, alineadas con las expectativas de compradores y consumidores internacionales.
Fuente: https://rurales.elpais.com.uy/