El sector citrícola de Castellón inicia la campaña con un escenario complejo: previsiones de cosecha a la baja, costes de producción al alza y rentabilidad comprometida. Aun así, productores y organizaciones agrarias encuentran cierto alivio en que la merma de producción no es exclusiva de la Comunitat Valenciana, sino una tendencia que afecta a gran parte de la cuenca mediterránea y a los principales países competidores del hemisferio norte.
El secretario general de la Unió Llauradora i Ramadera, Carles Peris, señala que "en líneas generales, los países productores de nuestro entorno tendrán una producción por debajo de lo habitual". Uno de los casos más destacados es Turquía, donde las heladas de abril redujeron entre un 20% y un 40% la producción de cítricos, según datos del consultor hortofrutícola Paco Borrás publicados en Valencia Fruits. Grecia también afronta descensos por la falta de lluvias, mientras que Italia, Marruecos y Portugal prevén una tendencia similar.
La excepción es Egipto, que espera aumentar entre un 10% y un 15% su producción respecto al año pasado. Este país preocupa al sector por su agresiva política de precios: en la pasada campaña exportó naranjas a Europa a 0,61 euros el kilo, un 30% menos del coste de producción en Castellón, y por debajo del Sistema de Precios de Entrada fijado en 0,69 euros. La Unió Llauradora reclama a Bruselas que eleve ese umbral hasta 1 euro por kilo para garantizar una competencia justa.
A las tensiones con Egipto se suma la amenaza de Sudáfrica, principal proveedor extracomunitario de cítricos. Entre enero y julio de 2025 duplicó sus envíos de naranjas a Europa, pasando de 41.484 a 83.208 toneladas, y aumentó un 28% los de pequeños cítricos, hasta 62.043 toneladas. Su campaña, de mayo a octubre, coincide con el inicio de la recolección española, lo que incrementa la presión sobre los precios. Además, a partir de 2026 se eliminarán los aranceles a los cítricos sudafricanos en la UE, en virtud del acuerdo de asociación económica de 2016.
Aunque el 77% de los cítricos consumidos en Europa procede de países comunitarios, principalmente España, la creciente entrada de fruta de Sudáfrica, Egipto, Turquía o Marruecos mantiene en alerta a los productores valencianos, cuya dependencia del mercado europeo y británico es elevada. A ello se suma la incertidumbre derivada de la política arancelaria de Estados Unidos, en un inicio de campaña marcado por precios al alza y compras adelantadas.
Fuente: castellonplaza.com