Cerca de la pequeña ciudad de Kaapmuiden, en la provincia sudafricana de Mpumalanga, se acerca el final de la temporada de hortalizas del Lowveld. Durante el invierno, HAK Boerdery cultiva productos comerciales como berenjenas, pimientos dulces verdes, judías verdes y coles para los mercados municipales de Gauteng.
© HAK BoerderyHAK Boerdery se fundó en 1935.
Las temperaturas suben, y con ellas, esperan, el apetito de la gente por la papaya. Es, dice Fielies Kotzé, de HAK Boerdery, la fruta por excelencia para el desayuno y la base de las macedonias. HAK Boerdery es uno de los productores de papaya más antiguos del mercado, y en 2025 cumplirá noventa años.
Toda su cosecha de papaya se envía a los mercados municipales de Johannesburgo y Tshwane. "La demanda de papaya ya está creciendo tras la subida de las temperaturas en las últimas tres semanas", señala. "El precio ha estado un poco bajo presión. Los precios de la papaya son muy volátiles porque es un producto muy sensible a las condiciones meteorológicas y a las fluctuaciones de temperatura, lo cual dificulta la continuidad de la oferta".
© HAK BoerderyKotzé cree que la papaya merece ser reconocida como superalimento.
La papaya fue una de las pocas frutas muy afectadas por el cierre forzoso de restaurantes y hoteles, y muchos abandonaron el sector, observa Kotzé. La demanda ha ido recuperando terreno, y hay nuevos participantes en el sector, a menudo horticultores de zonas subtropicales que buscan un cultivo más perenne.
Durante el verano, los árboles de papaya que han crecido demasiado para cosecharlos sin escaleras o aquellos senescentes se retiran para dar paso al cultivo de hortalizas de la temporada siguiente, mientras que en tierras antes dedicadas a hortalizas se plantan campos de papaya jóvenes.
La papaya tiene todas las papeletas para convertirse en un superalimento, pero no existe una asociación de productores que ensalce sus méritos y organice campañas de promoción. Por derecho, la papaya debería consumirse en todos los hogares, sobre todo por parte de las personas que sufren úlceras de estómago, para las que no hay nada más curativo, afirma Kotzé.
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