Los melones son preferidos por su pulpa dulce, blanda y jugosa y se come placenteramente durante todo el verano. Sin embargo, pueden tener bacterias en la piel y al cortar la fruta es posible transferirlas a la pulpa, advierten los expertos del instituto alemán de evaluación de riesgos, (BfR). Los peligros pueden eliminarse si se siguen reglas simples.
"Salmonela, Listeria y E. Coli pueden multiplicarse rápidamente en el melón. Para protegerse contra las infecciones, los consumidores deberían comerlo rápidamente o consumirlo fresco, porque cuando la enfermedad causada por los insectos entra en contacto con la pulpa y aumenta la temperatura, pocas horas después se puede propagar. Las mujeres embarazadas y las personas con un sistema inmune débil, niños pequeños, ancianos y enfermos, deben evitar el melón que se ha cortado y dejado a temperatura ambiente, y es preferiblemente no comerlo", dijo Andreas Hensel, Presidente de la BfR en Berlín.
En general, el BfR sugiere que en la preparación y almacenamiento de melones se deben seguir las reglas de buena higiene en la cocina. Así, lavarse las manos, trabajar con cuchillos y tablas de cortar limpios ayudan a evitar la contaminación. Además el BfR recomienda que el comercio de alimentos, empresas de catering y residencias de ancianos sólo deben cortar el melón si están seguros que se consumirá dentro de las siguientes dos horas.