Las variedades con semillas se venden de media a 0,40 euros por kilo (o de forma más general a entre 0,30 y 0,60, dependiendo de la variedad), mientras que el precio de compra de las uvas sin semillas se sitúa en un euro por kilo. En ambos casos, la competencia procedente de España y Grecia es muy fuerte. Brasil no supone tanto problema, ya que el precio de las uvas es mucho más alto y generalmente se envían al mercado asiático.
"Hasta hace poco, se decía que nuestro producto era apetecible. Sin embargo, ahora el sabor y el aspecto no bastan, ya que deben ir acompañados de un servicio preciso y puntual, un suministro constante, volúmenes estables, uniformidad, etc., sobre todo en la gran distribución organizada.
Otra peculiaridad italiana es que, a menudo, las grandes compañías que van al extranjero no cuentan con una plataforma en sus países de origen para procesar sus productos y ofrecer un mejor servicio a los clientes en tiempo real.
"Somos menos organizados, flexibles y oportunos que los españoles. Ha llegado el momento de reunirse y encontrar nuevas soluciones antes de que nos quedemos atrás".