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En el siglo XVIII, las piñas eran un símbolo de estatus social y se podían alquilar durante una noche

Las piñas son una fruta muy común hoy en día, las encontramos troceadas en las ensaladas o a la venta en las fruterías. Sin embargo, en el siglo XVIII, esta fruta coronada que se asemeja a una piedra preciosa estaba considerada un símbolo de riqueza y poder. 

Las piñas, originarias de Sudamérica, fueron descubiertas por Cristóbal Colón en uno de sus viajes al Nuevo Mundo. Cuando las llevó a España, muchos europeos —en particular la realeza— quedaron totalmente fascinados por esta exquisitez. Era la fruta más extraña y hermosa que la mayoría de personas habían visto jamás, y los artistas comenzaron a incorporar las piñas en sus obras, ya fuera profusamente representadas en una pintura o talladas con elegancia en un mueble de madera.

La piña se abrió camino en Inglaterra en el siglo XVII y, ya en el siglo XVIII, disponer de una era un indicador inmediato de riqueza: una sola piña podía costar el equivalente de 8.000 dólares (5.800 euros) en la actualidad. De hecho, esta fruta era tan deseada y escasa, que los consumidores a menudo las alquilaban durante una noche para presumir ante sus invitados.


Fuente: foodbeast.com

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