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¿Las bananas francesas son más sostenibles que el resto?

Eric de Lucy, presidente de la UGPBAN (Unión de Agrupaciones de Productores de Bananas de Guadalupe y Martinica) asegura: "Tenemos la banana más limpia y menos perjudicial para el medioambiente del mundo". Señala que han usado un "50% menos de plaguicidas" entre 2008 y 2013 y que, socialmente, cuando ellos pagan un salario de 15 euros, un ecuatoriano lo paga de 1 euro.

Para seguir la tendencia del patriotismo económico, el sector francés ha decidido incorporar una etiqueta roja, blanca y azul a algunas de las frutas desde octubre. Estas etiquetas indican el origen, junto con la etiqueta "banana de Guadalupe y Martinica". Esto está previsto que permita la contratación de 160 personas en el puerto de Dunkerque.

Los productores franceses están dispuestos a diferenciarse de Chiquita y otras bananas sudamericanas o africanas.

Reconociendo que su uso de plaguicidas era extremadamente alto, lo redujeron a la mitad en cinco años. Para ello, abandonaron el sistema monocultivo y optaron por la rotación de cultivo, crearon hábitats para ciertos organismos, no aplicaron insecticidas sobre las bananas francesas y redujeron drásticamente el uso de herbicidas. Según las cifras facilitadas por los productores, se usan 6 kilos de herbicidas por hectárea al año en las Indias Occidentales francesas. Por el contrario, Belice o Costa Rica utilizan 70 kilos en la misma superficie y el mismo periodo de tiempo.

Dado que las bananas se producen principalmente en regiones húmedas y tropicales, son vulnerables a los ataques fúngicos. El recrudecimiento del mal de Panamá está amenazando la producción global. Por ahora, la enfermedad no ha cruzado el Atlántico y permanece en Oriente Próximo y África, aunque la FAO hizo sonar la alarma el pasado abril. Sin embargo, la sigatoka negra está afectando a la producción en las Antillas. Esto requiere de unos diez tratamientos cada año, pero los agricultores también están acostumbrados ha eliminar las hojas afectadas para reducir la cantidad afectada cada año. Sin embargo, Jean-Michel Risede, investigador del CIRAD (Centro Internacional de Investigación Agrícola para el Desarrollo) apunta que en Sudamérica "aplican sistemáticamente un tratamiento una o dos veces por semana, entre cuarenta y noventa al año".

Apoyados por su desarrollo, los productores están comenzando su segundo programa de bananas sostenible. El objetivo es seguir los pasos de la agroecología y encontrar nuevas variedades resistentes a las enfermedades. Esta es una investigación importante en un momento en el que solo se produce una variedad —la Cavendish— en al menos la mitad de las plantaciones de bananas del mundo. Esta falta de diversidad es una amenaza enorme si la enfermedad llegara a afectar a todas las zonas de producción, tal es el riesgo que supone hoy en día el mal de Panamá.
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