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El ferrocarril podría reforzar la ‘Nueva Ruta de la Seda’

Un informe reciente de Rabobank subraya la creciente demanda de China de alimentos frescos y resalta las grandes oportunidades para la importación del sector alimentario europeo. Se espera que la demanda de producto agrícola fresco aumente en un 17% entre 2015 y 2025 y es vital invertir en las infraestructuras de la cadena de frío para sostener este crecimiento.

El aumento del consumo en China está provocado por el continuado crecimiento económico y el aumento de la urbanización. Se espera que la economía china crezca entre un 6-7% anual en los próximos años, lo que llevará a unos 38 millones de hogares más a la clase media-alta. Los alimentos frescos o perecederos llegan a los consumidores chinos cada vez más a través de canales de distribución modernos, como supermercados, hipermercados y tiendas online. La seguridad alimentaria es una de las fuerzas impulsoras que alejan a los compradores de los tradicionales mercados húmedos y se espera que siga siendo una de las grandes preocupaciones de la población china.

La demanda de alimentos frescos y seguros, comprados a través de medios modernos de conveniencia, está impulsando la inversión del país en las infraestructuras de la cadena fría. Durante los últimos cinco años, la capacidad de almacenamiento ha aumentado de los 12 millones de m³ de 2007 a los casi 100 millones de m³ de 2015.

Sin embargo, el sector de la cadena fría en China todavía está bastante atrasado y necesita mejorar tanto en calidad como en capacidad. Las inversiones necesarias son grandes: según las estimaciones se necesitan 85.000 millones de dólares en los próximos diez años. El sector de la cadena fría del país será capaz de mejorar una vez que las compañías de la cadena fría empiecen a adaptar sus modelos de negocios para adoptar estrategias de mayor valor en respuesta a las mayores necesidades de servicios de sus clientes. Los beneficios para China de un sector de la cadena fría mejorado apenas se pueden sobreestimar. La presencia de una cadena fría de mayor nivel:
  • reduciría el desperdicio de perecederos en un 14%, lo que supondría un ahorro de 7.500 millones de dólares;
  • causaría una descenso del 10% en los precios de los alimentos y reduciría el hambre: los ingresos rurales también aumentarían con el transporte de las cosechas en camiones refrigerados;
  • reduciría los costes de sanidad: la mejora de la cadena refrigerada reduciría los 90 millones de casos registrados anuales de intoxicaciones alimentarias.
  • supondría entre un 10-20% de reducción de las emisiones: las tecnologías eficientes energéticamente y los nuevos refrigerantes pueden reducir las emisiones tanto de vehículos como de almacenes.
La ‘Nueva Ruta de la Seda’ puede ser una gran impulsora de mejoras en el sector de la cadena fría, ya que pone en contacto a los proveedores de cadena fría chinos con productos de alto nivel. Los reducidos tiempos de transporte ofrecen varias ventajas a los exportadores en cuanto a la calidad del producto, el precio y las opciones de distribución. Una vez madurada, la ‘Nueva Ruta de la Seda’ tendrá la capacidad de estabilizar el sistema alimentario de China al mejorar el comercio internacional y reducir la vulnerabilidad que suponen los sucesos regionales, como las enfermedades de las cosechas o las condiciones meteorológicas extremas. A la larga, también tiene el potencial de aumentar la competencia, cambiando las posiciones competitivas de socios comerciales actuales como EE. UU., Brasil y Australia, así como de mejorar la estabilidad de precios del sistema alimentario.
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