Su rancho “Las Crucitas” en las inmediaciones de San Luis Soyatlan, en la ribera del lago de Chapala, comenzó operaciones introduciendo frambuesa en variedades privadas de la compañía a la que está afiliado.
"Comenzamos con la idea en 2015 por un terreno que nos dejó mi padre que tenía más de 30 años sin cultivarse y no encontrábamos que aprovechamiento le podíamos dar; pensábamos en poner siembra de limones, sin embargo por recomendación y orientaciones me animé a poner berries, dice Alberto en plática con Enrique Ochoa del Periódico Rural AGRO21 y Adrián Jacobo de Gospa Organics. “Visualicé la idea de desarrollar una plantación y tomé la decisión de tocar puertas con las compañías comercializadoras para poder tener cupo como productor afiliado y después de 1 año se dio la oportunidad de empezar; así que en enero 2017 arrancó el proyecto con la preparación del terreno después de realizar análisis de suelos y agua y conocer las prescripciones técnicas siguiendo las indicaciones de la empresa comercializadora.
Un tema que se considera importante en frambuesa para tomar la decisión técnica, es el clima y las características químicas del agua que son determinante para su buen desarrollo y de vital importancia tener análisis del suelo y agua de riego para que el asesor de nutrición pueda generar las recomendaciones más acertadas.
José Luis Chavarria también en la plática, sostiene que “trabajo muy a gusto con Alberto, nos entendemos y nos llevamos muy bien, dejando en claro los roles de cada quien”. Luis funge como jefe del rancho en el área productiva y es el encargado, por lo que hacen buena mancuerna y tienen una comunicación directa y permanente.
Agrega que el tener asesores externos y técnicos es de gran utilidad, ya que su formación profesional se complementa con “nuestra vida diaria en el campo, en el sol, en la chamba campirana que es donde aprendemos de cómo se forma el alimento que consume la gente de todo el mundo”.
Dice Alberto que la plantación está ubicada cerca del centro de acopio situación clave para el buen desarrollo del negocio y expresa que su pequeña agroempresa los enorgullece "Estamos muy contentos de la calidad de estas frutillas, su color, textura y el sabor son muy buenos y creemos que le gustan a los consumidores”.
Finalmente dicen que su comportamiento como productores es el cuidar a la gente con darles todas las medidas de bienestar, incluyendo el que tengan seguros y sueldos arriba del estimado en el agro porque el cultivo y negocio lo permite. En este rancho, aun cuando se sacrifiquen las utilidades es dar a las manos que hacen posible esta producción y cosecha, una vida digna para mejorar la economía familiar