La piña es prácticamente como la banana, una fruta con pocas oscilaciones entre las diferentes estaciones, que también está presente en los mercados mayoristas en verano.
"Ciertamente, el consumo disminuye en los tres meses de verano, ya que productos como las sandías, los melones y las frutas de hueso tienen una mayor demanda, pero esto no quita que siga habiendo demanda. Incluso el canal de la restauración nos pide muchas piñas", explica un mayorista.
Las piñas maduradas en planta procedentes de Perú que llegan por vía marítima cuestan alrededor de 1,50 euros el kilo. Las piñas de alta gama, procedentes de República Dominicana y Costa Rica y que llegan por avión, cuestan casi el doble.
"Las diferencias organolépticas son notables. Tenemos dos tipos diferentes de clientes: aquellos que solo piensan en el precio y buscan el producto más barato, y aquellos que se posicionan en un rango más alto y desean satisfacer al consumidor en todo, sobre todo respecto al sabor. Estos clientes pagan el precio más alto, pero son exigentes en términos de calidad", continúa el mayorista.
Otro mayorista cuenta: "Hoy he tenido que devolver las piñas de una marca conocida porque eran verdes por fuera y negras por dentro. Desafortunadamente, estas cosas también ocurren. Sin embargo, en estos momentos no hay gran cantidad de piña y los precios son altos. Hay que hacer los pedidos con mucha antelación porque los volúmenes de las importaciones en Europa son más bajos esta temporada. De todos modos, es difícil encontrar piñas por menos de 15 euros por paquete".