A solo un mes para que comience la campaña del kiwi asturiano, la planta de almacenamiento y conservación de kiwi de Llanera, de Kiwiastur, celebra la presencia de sus frutas en el mercado diez meses después de haber sido recolectados gracias a su conservación en una planta de atmósfera controlada con la que esperan llegar un periodo de conservación óptima de un año.
El proyecto Kiwiastur, que la distribuidora de frutas y hortalizas Feito y Toyosa comenzó a diseñar hace unos siete años, empieza a dar pasos decididos hacia el futuro, con una nueva plantación de 12,5 hectáreas con la que multiplicará la actual producción de dos millones de kiwis anuales en las ocho hectáreas que, de momento, producen.
Javier Feito, presidente y director general de la empresa, explica que en esta plantación de ocho hectáreas se decantaron por un sistema de plantación más intensivo, el emparrado en diagonal, que se ha desvelado como un gran acierto. La planta crece en altura, como lo hace una vid, "aprovechando toda la radiación solar porque las ramas están arriba, y que ha aumentado la producción un 25%". Este sistema productivo ha permitido la supervivencia de la planta en episodios de inundaciones.
En octubre se comenzará con la recolección. En noviembre y diciembre los árboles entrarán en un periodo de dormancia durante el que se afrontarán las labores de poda hasta marzo. Después, hasta febrero, se amarrarán las ramas a la espera de que las yemas broten en coincidencia con el inicio de la primavera. Las plantas que crece en estos terrenos de Pravia han sido modificadas genéticamente en el laboratorio por selección in vitro para entrar quince días antes en el mercado. Por cada cuatro de ellas hay un 'macho'. A continuación llega la polinización, para la que colocan entre siete y ocho colmenas por hectárea.
La plantación praviana incorpora las últimas tecnologías agrícolas: las sondas conectadas a las raíces permiten conocer las necesidades de agua o alimento de la planta, optimizando de esta manera el agua, y el sistema de riego instalado en la base es una instalación fotovoltaica. Una importante inversión que completa la planta de conservación de Llanera y una de almacenamiento, completamente autónoma, recién construida en Peñaullán. La mitad de la producción se conserva en frío normal hasta que se comercializa en marzo mientras que la que se consume estos días ha estado conservada en cámaras hiperbáricas con una humedad superior al 90%. Conforme se aproxima la fecha de salir al mercado se le va retirando el oxígeno para lograr su oxidación y consiguiente maduración. "En este primer año no hemos querido extender la conservación hasta los doce meses y hemos ensayado con diez, pero iremos probando", anuncia Feito.
Fuente: elcomercio.es