Después de Apulia y Sicilia, Cerdeña es la tercera región por número de hectáreas dedicadas a las alcachofas (11.000-13.000 hectáreas), pero la campaña 2019/20, debido al tiempo templado y seco durante casi todo el período otoño-invierno, no ha sido tan buena. La pandemia ha empeorado las cosas, y una gran cantidad de productos se han quedado en los camposs.

"Durante todo el mes de marzo, pero también a principios de abril, registramos una caída significativa en las ventas. La mayor parte de la producción de alcachofa de Cerdeña se vende a los mercados locales, que han estado cerrados más de un mes", explica Giuseppe Onnis, un productor de Samassi (Cagliari).

"Los precios de venta han caído bruscamente, lo que hace que no sea rentable cosechar alcachofas, especialmente las variedades tardías. Tuvimos precios sobre los 0,10-0,12 € por pieza, y luego se duplicaron durante la semana de Pascua. Registramos una pérdida en la facturación del 35%".
El ingeniero agrónomo Orazio Casalino informa: "La campaña casi ha terminado, pero el 20% de la producción todavía está en el campo. El tiempo es demasiado cálido y el siroco ha pospuesto la cosecha unos 20 días en comparación con la anterior. Durante los últimos diez días de noviembre y durante todo el período navideño tuvimos tendencias positivas en precios, pero estos cayeron inmediatamente después de las Navidades. Desde el 20 de enero y hasta la última semana de febrero, los precios fueron bastante buenos; sin embargo, la situación cambió completamente con la propagación de la pandemia en Italia".

Por otro lado, Paolo Mele, un productor de Càbras (Oristano), comenta sobre "la falta de consumo de alcachofas, causada por un clima que no es exactamente invernal, lo que ha llevado al consumidor a preferir otras hortalizas. Además, la COVID-19 ha sido la gota que colma el vaso, ya que la población, especialmente en el caso de las alcachofas, normalmente compra en los retailers de confianza que encuentran en los mercados de la ciudad. Con la suspensión de esas actividades, el consumidor ha dejado de comprar alcachofas, creando así un desequilibrio entre la oferta y la demanda. Los retailers a gran escala han aumentado los pedidos, pero eso no ha cambiado mucho las cosas. Hay producto, pero no creo que podamos seguir vendiéndolo".