Estos días empieza en el campo valenciano la recolección de las variedades más tempranas de frutales de hueso y lo hace, según la Asociación Valenciana de Agricultores (Ava-Asaja), con unas perspectivas favorables tanto desde el punto de vista productivo como comercial.
Ava-Asaja prevé una cosecha valenciana de melocotón, nectarina, ciruela y níspero de excelente calidad, con suficiente calibre y sin mermas generalizadas de producción, a diferencia de lo ocurrido en la última campaña, cuando las adversidades climáticas descendieron en un 30% el volumen comercial. Entre las comarcas que tienen un buen comportamiento vegetativo destacan La Ribera, Los Serranos, Alto Palancia y La Marina Baixa.
El albaricoque, sobre todo en la Vall d’Albaida, y la cereza, en La Marina Alta y El Comptat, presentan, por el contrario, campos con importantes mermas de cosecha a causa de la excesiva humedad.
En el cómputo general, el arranque continuado de campos debido a la crisis de rentabilidad evita que el aforo aumente en la Comunitat Valenciana respecto a la media de los últimos años.
La temporada valenciana contrasta con la significativa reducción de oferta de frutas de hueso que va a haber en otras zonas productoras de España, Francia e Italia por las fuertes heladas. Varias comarcas de Lleida, Tarragona y Huesca registraron los días 19 y 20 de marzo temperaturas de hasta -5 °C que ocasionaron graves daños en frutas de hueso y otros cultivos. El Gobierno de Francia ha declarado el ‘estado de calamidad climatológica’ tras la ola de frío iniciada el 5 de abril, siendo las frutas de hueso las más vulnerables. En el Valle del Ródano se da por seguro que los siniestros en frutales pueden llegar al 90% de una producción normal. El mismo temporal azotó regiones italianas como la Toscana, Piamonte y Lazio con daños medios de hasta el 80% de frutas.
El presidente de Ava-Asaja, Cristóbal Aguado, pide “calma a productores y comercializadores que operan en la Comunitat Valenciana porque las condiciones objetivas de mercado, especialmente la menor oferta nacional y europea, favorecen la obtención de precios justos para todos los eslabones de la cadena, sin necesidad de sacrificar al productor como viene sucediendo. El talón de Aquiles de este y otros cultivos es el ruinoso precio en origen”. Y añade: “Los agricultores lo tenemos muy claro: si no obtenemos una remuneración digna, seguiremos dejando más y más campos sin cultivar; si en cambio recibimos un precio razonable que permita cubrir los costes de producción, entonces la agricultura tendrá futuro y ayudará a rodar al resto de la economía”.
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