El balance de la campaña 2021/22, las previsiones de la campaña 2022/23, la competencia de terceros países y las cuestiones fitosanitarias relativas al tomate de mesa fueron los temas tratados en una reunión celebrada el 4 de octubre en Madrid, con motivo de Fruit Attraction 2022, por el Grupo de Contacto de Tomate.
Tras facilitarnos un resumen de las posiciones de Francia, España y Portugal (ver artículo relacionado), el experto Massimo Pavan nos habla también del punto de vista italiano llevado al foro.
Balance de la campaña 2021/22
"Durante el verano de 2021 tocamos los 50 °C, lo que comprometió parcialmente la producción, con malos rendimientos y problemas de calidad, principalmente en el sur de Italia. A estos problemas se suma la presión de la virosis y, en menor medida, de Tuta absoluta. La situación fue diferente en el norte de Italia, que, gracias a un tiempo más fresco, tuvo una buena calidad. Aunque los precios se mantuvieron, de media, altos en el verano de 2021 (1,50-1,70 € por kilo para los tomates cherry), apenas fue posible cubrir los costes de producción. Somos conscientes de que Bélgica, Países Bajos y Alemania también tuvieron problemas de producción, probablemente debido a la primavera particularmente fría y los problemas conocidos derivados del ToBRFV".
"Los precios del tomate se mantuvieron firmes durante toda la temporada de invierno de 2021 y primavera de 2022, también como consecuencia de los bajos rendimientos que tuvimos en la campaña de invierno, provocados por las persistentes bajas temperaturas de diciembre, enero y febrero hasta marzo, en particular en Sicilia, donde se produce el 90% de los tomates italianos. De hecho, tuvimos temperaturas nocturnas inferiores o cercanas a cero durante más de 50 días. Un elemento adicional que mantuvo alto el mercado para Italia fue la falta de producción holandesa. Debido a los aumentos del coste del gas, los trasplantes en Países Bajos se han retrasado un par de meses, precisamente para no hacer frente a los costes desorbitados de calefacción e iluminación de los invernaderos, aplazando así también la recogida del producto. El mercado bajó en junio, debido a la llegada de productos de otras áreas, como Países Bajos y Bélgica".
"El consumo de frutas y hortalizas en general en Italia, de enero de 2022 a junio de 2022, cayó un 14% y, en concreto, el tomate registró un descenso del 9%. Creemos que se debe a una percepción de crisis por la guerra en Ucrania y la subida del coste de la energía para los hogares. Afortunadamente, este descenso de la demanda no afectó a los precios de los productos, ya que la producción fue muy inferior a la de años anteriores. El mercado se recuperó a partir de mediados de agosto y hoy alcanzamos los 2,30-2,50 € el kilo en campo para el tomate cherry, que sigue siendo el principal referente de nuestro país".
Previsiones para 2022/23
"La previsión es que se mantenga una situación de falta de producto, al menos hasta finales de octubre, ya que los trasplantes se han retrasado por el excesivo calor en Italia. La situación del mercado debería normalizarse hacia mediados de noviembre, que es cuando aumentarán las cantidades de producto disponible. La superficie destinada al tomate es similar a la del año pasado, pero concentrada en un periodo de cosecha que se extenderá desde noviembre de 2022 hasta mediados de abril de 2023. Esperamos una reducción cada vez mayor en las producciones de verano, tanto para evitar competir con las de otras zonas como por la persistencia de las dificultades productivas debido al cambio climático", explica Massimo Pavan.
Competencia de países terceros en los mercados de la UE y el Reino Unido
"Debo decir que este año no hemos tenido muchas dificultades para hacer frente a la dinámica de la competencia en los mercados de la UE, ya que los volúmenes producidos apenas fueron suficientes para abastecer el mercado italiano y no encontramos excedentes sustanciales para las exportaciones. Además, chocamos con precios mucho más bajos que los del mercado italiano. Según los datos que obran en nuestro poder, observamos que las exportaciones marroquíes a la UE han disminuido, mientras que los envíos al Reino Unido han aumentado".
La reunión del Grupo de Contacto de Tomate tuvo lugar el pasado 4 de octubre, en la feria Fruit Attraction de Madrid.
Cuestiones fitosanitarias
"Los grandes problemas que tenemos en el cultivo de tomates son principalmente achacables a la Tuta absoluta y a los tobamovirus. Este año hemos tenido menos ataques de Tuta Absoluta, ya que las altísimas temperaturas han reducido el desarrollo del insecto y, por tanto, hemos conseguido contener el problema. En cuanto al ToBRFV, sabemos que a estas alturas tenemos que vivir con este problema, que en el último año (2021) se presentó de manera agresiva, afectando a todas las producciones y provocando una reducción de los rendimientos de alrededor del 50% en tomates pequeños (tomates cherry y datterino) y hasta un 70% en los tomates redondos, a lo que hay que sumar un aumento desorbitado de los costes de producción (plásticos +25%, fertilizantes +36%, pesticidas +10%). Este verano, el ToBRFV también golpeó las producciones del norte de Italia, por lo que ya podemos decir que ninguna zona está exenta del riesgo de propagación. Sin embargo, quiero reiterar que precisamente por problemas fitosanitarios (Tuta absoluta, ToBRFV y problemas derivados del cambio climático), la producción de tomate es cada vez más costosa, porque los rendimientos son cada vez más reducidos y los costes de las materias primas para la producción, del embalaje, de la energía, del transporte, etc., están experimentando aumentos significativos que determinarán, si no se producen cambios sustanciales, una nueva reducción de la producción".
"Esta es también la razón de nuestra posición crítica hacia la nueva propuesta de la UE para reducir a la mitad el uso de pesticidas en la agricultura. Creemos que el logro de los objetivos de sostenibilidad ambiental y seguridad alimentaria, en los que Italia ha estado comprometida desde hace tiempo y con resultados excelentes, debe conseguirse de forma gradual y alcanzable para la agricultura mediterránea, sin sobrecargar económica y organizativamente las cadenas productivas y sin poner en riesgo el suministro agroalimentario", concluye Pavan.