Así lo ha alertado el director de la patronal catalana de la fruta Afrucat, Manel Simon, ante el impacto de la climatología en la cosecha de este año. Y es que los estragos causados por las heladas del mes de abril y las fuertes olas de calor del verano se han traducido en una producción de manzana y pera inferiores incluso a las previsiones del sector, que las tuvieron que corregir a la baja a final de año en toda Europa.
Las últimas cifras oficiales de stocks en Lleida, con datos hasta febrero, situaban el volumen de peras almacenadas en la provincia en apenas 27.354 toneladas; un 28% por debajo del stock del año pasado en las mismas fechas, que se elevaba a 38.151.
Si hablamos de manzanas, la situación es aún peor: en febrero había disponibles para su comercialización 71.250 toneladas, cuando en las mismas fechas del año pasado eran 124.813; en este caso el descenso roza el 43%.
Cabe señalar que, además de incidir en los calibres, las intensas olas de calor en el verano provocaron en Lleida asimismo falta de color en ciertas variedades de manzana, que no pudieron dirigirse al mercado en fresco y acabaron en la industria.
Como publicó SEGRE, la Asamblea de Regiones Europeas Productoras de Frutas y Hortalizas (Arefehel) alertó en su reciente reunión celebrada en Lleida que la sequía provocará una caída importante de la producción de fruta en la próxima campaña, lo que se traducirá en un incremento de los precios.
Fuente: segre.com