Según estimaciones de la Asociación de Productores de Patata de Castilla y León (APPACYL), se prevé que la superficie de siembra de patatas en la comunidad autónoma en 2023 supere las 17.000 hectáreas. Eduardo Arroyo, presidente de la asociación, explicó en declaraciones a Agrodigital.com que los tubérculos, que se sembraron mayoritariamente en marzo, se estaban desarrollando bien gracias a las elevadas temperaturas de abril, pero la bajada registrada en mayo ha frenado la tuberización. En estos días, de hecho, se han producido heladas en distintas zonas, que han afectado negativamente a la planta y que podrían condicionar los rendimientos.
En cuanto el mercado, se esperan precios altos, señala Arroyo. A primeros de mayo ha comenzado la recolección de patata temprana en Sevilla, así como en Córdoba y Cádiz, con una reducción de producción en torno al 30%, como consecuencia de las heladas sufridas.
Esta esperada falta de producto en el mercado ha llevado a que muchos agricultores no hayan hecho contratos y que esperan vender directamente la patata a la mejor oferta. Paralelamente, los operadores tampoco han estado proclives a fomentar los contratos, ya que tendrían que haber ofrecido precios más altos pero con la amenaza de la creciente inflación. No obstante, Arroyo aconseja que el sistema de contratos es el medio de dar estabilidad al sector.
En cuanto a los arranques, se espera que en Castilla y León, el grueso se produzca entre mitad de julio y mitad de agosto. Dado que las siembras no han sido escalonadas, tampoco lo tendrían que serlo los arranques, lo que puede provocar que se concentre la oferta de patatas en determinadas semanas.
Fuente: agrodigital.com