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Sandías y melones cultivados en Senegal abastecen la demanda en España en contraestación

Cada vez más empresas españolas especializadas en melón y sandía apuestan por instalarse en terrenos de Senegal para producir fruta en contraestación. Como explica Andrés Góngora, responsable de frutas y hortalizas de COAG, además de esta, varias son las razones que atraen la producción al país africano, y todas ellas están relacionadas con un menor coste de producción de las frutas: los salarios, las normativas medioambientales y la regulación de los productos fitosanitarios.

Andrés recuerda que las condiciones económicas de Senegal permiten que los salarios sean más bajos que en España. Asimismo, en la Unión Europea existe una estricta normativa medioambiental para proteger el suelo que vigila todo el proceso de producción de cualquier tipo de alimento, mientras que fuera las restricciones medioambientales no existen o son muy livianas.

Por último, la UE prohíbe utilizar determinados productos fitosanitarios en territorio comunitario mientras que en el caso de Senegal sí se pueden utilizar. “Esto facilita el cultivo y la cantidad de producción que se saca adelante”, argumenta Andrés.

Y la consecuencia directa de tener bajos costes de producción es el precio de venta. “Los precios se ajustan a la ley de oferta y demanda. Cuando hay mucha oferta y poca demanda ellos pueden presionar más en el precio y vender más barato que el producto nacional sin asumir pérdidas”, explica el miembro de la COAG.

Además de la diferencia en los costes de producción, desde COAG expresan el descontento que tienen con los certificados de calidad. Según argumentan, para que los agricultores nacionales puedan adquirir dichos certificados no solo basta con presentar el producto final, sino que los controles son constantes durante toda la cadena de valor. Sin embargo, en las importaciones solo se analiza el fruto y no se analiza si cumplen o no con las normativas europeas durante el resto de etapas de la producción.

“Estamos viendo que en países extranjeros sí que utilizan productos fitosanitarios que aquí están prohibidos, pero cuando la mercancía llega a España estas sustancias han desaparecido en la mayoría de los casos y las certificadoras dan el visto bueno”, señala Andrés.

 

Fuente: elconfidencialdigital.com

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