"Seguimos sufriendo las consecuencias del déficit de la campaña de 2022, con temporadas que se solapan unas con otras", explica Francisco Moya, director de la red Vitalis y presidente de CNIPT, al hacer balance del mercado de la patata en Francia este verano. 
Tensión por una campaña de 2022 deficitaria
Aunque la producción ya ha comenzado en todas las zonas francesas, la demanda sigue siendo superior a la oferta, con un mercado tenso y unos precios que no bajan. Esta situación se debe a diversos factores: "En primer lugar, empezamos la campaña de 2023 con muy pocas existencias de la cosecha anterior, ya que en 2022 hubo déficit. En consecuencia, seguimos buscando volúmenes para satisfacer la demanda".
Retrasos en la plantación en la primavera de 2023
Este fenómeno se ha visto agravado por un retraso en las plantaciones de 2023 debido a las condiciones meteorológicas. "Estamos hablando de unos veinte días más tarde de lo habitual en las mayores zonas de producción de Francia. El impacto de la meteorología en estos grandes cultivos siempre tiene consecuencias importantes, tanto en términos de volúmenes como de calidad del producto".
Necesidades crecientes para un mercado de transformación en expansión
En tercer lugar, el sector de la transformación, en particular la de las patatas fritas, tiene enormes necesidades. Estas necesidades se han visto reforzadas por el desarrollo y la expansión de las plantas de transformación. "Este sector también se ha visto afectado por la falta de disponibilidad del producto y también busca patatas, lo que aumenta la demanda. Todo ello ha llevado a una situación que pocas veces hemos visto en julio/agosto, con importación de productos españoles para uso industrial. Se trata de una situación excepcional, que además podría resultar deficitaria para estos países".
El mal tiempo contribuye al aumento de la demanda
Además, la demanda se ha visto favorecida por un verano lluvioso, que probablemente fomentará el consumo de platos a base de patatas en lugar de ensaladas de verano. Por el momento, todas las patatas producidas en Francia se consumen inmediatamente, pero el aumento progresivo de la producción en las próximas semanas debería permitir pasar a las patatas de consumo y reconstituir poco a poco las existencias.
Una campaña que dependerá una vez más de las condiciones meteorológicas
Hay dos escenarios posibles: "Si la producción es normal, la oferta estará bajo presión a partir de abril/mayo. Pero si el tiempo no es favorable, esta tensión podría estar presente durante toda la campaña. Todo depende del tiempo. Por el momento, al menos, no va nada mal. El retraso que sufrimos al principio de la plantación y la falta de agua se pueden recuperar fácilmente. No me preocupa quedarme sin producto y no percibo pánico en el sector. Pero hoy, el hecho es que estamos en medio de un mercado activo, con una demanda dinámica tanto de productos frescos como para transformación. Así que mejor mirar el lado positivo: para los productores, es mejor tener una demanda más fuerte y una oferta más ajustada que lo contrario. Lo difícil de analizar esta campaña es que estamos viviendo una situación poco habitual, provocada por las consecuencias probadas del cambio climático. Por ello, tenemos pocos puntos de referencia en el pasado que nos den visibilidad sobre el resto de la campaña y nos permitan profundizar en este análisis".
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Francisco Moya
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