"Salimos de un año en el que los salarios han subido mucho. Además, hay que tener en cuenta las cotizaciones a la seguridad social y, por si fuera poco, la fruta de pepita es uno de los pocos productos por los que los agricultores reciben menos dinero", afirma Philip Wißkirchen, que cultiva un huerto de 36 hectáreas y es presidente de la Fachgruppe Obstbau Bonn Rhein-Sieg (asociación de fruticultores de Bonn Rhein-Sieg).
Philip Wißkirchen.
Condiciones más difíciles para la producción
Dada la situación financiera, el estado de ánimo entre las empresas afiliadas es más bien negativo, afirma. "Nos enfrentamos a un aumento de los costes del 30% y a un descenso de las ventas del 20%. Además, hay que hacer frente a problemas como el granizo, las heladas y las plagas, que hacen aumentar los costes aún más, mientras que las ventas disminuyen", explica Wißkirchen. "Por otro lado, cada vez más fruticultores están dejando de producir, bien por falta de trabajadores jóvenes con la preparación adecuada, bien porque se ven obligados a declararse en quiebra".
También se muestra crítico con el hecho de que los productores tengan que prescindir de algunos productos fitosanitarios, aunque siempre tengan cuidado de utilizarlos solo cuando de verdad hacen falta. "Al fin y al cabo, esto también se deduce de nuestros beneficios. Pero parece que los consumidores quieren que se prescinda de los productos fitosanitarios y, al mismo tiempo, quieren comprar lo más barato posible, lo cual es poco realista. Se culpa a la agricultura de muchos problemas con los que no tenemos nada que ver".
Los retailers como socio fiable para la comercialización regional
Según Wißkirchen, la clase política y los medios de comunicación son, en parte, responsables de la falta de comprensión entre la población, ya que a menudo se hacen afirmaciones incorrectas, como con el tema del glifosato, que a veces no tienen fundamento científico. "Si se elimina totalmente el glifosato como agente, habrá algunas explotaciones que no tendrán más remedio que cerrar".
En la comercialización regional, los retailers están demostrando ser un socio fiable. "La nuestra es una región frutícola pequeña, pero una de las más pobladas. A pesar de la solidaridad con la producción regional, no debemos olvidar que los retailers los gestionan empresarios. Trabajamos con unos costes de producción mucho más elevados en Alemania, lo que significa que a menudo no podemos igualar el nivel de precios de los productos importados".
Caída de las ventas, sobre todo de los productos ecológicos
En cualquier caso, las ventas al por menor están resultando bajas, tanto para los productos convencionales como para los ecológicos. "La cosecha de productos ecológicos puede sufrir pérdidas importantes muy rápidamente debido a las plagas. Los agricultores ecológicos que venden sus productos principalmente a comercios de alimentos naturales se enfrentarán a problemas adicionales porque los consumidores tienen menos dinero para gastar y es más probable que se pasen a los productos convencionales. En el caso de los productos ecológicos, el precio medio se mantiene bastante estable. En el sector convencional, los precios tienden fuertemente a la baja, lo que a su vez tiene consecuencias para todo el sector. Cuanto mayor sea la inflación y menos dinero tenga la gente, menores serán las ventas en el sector ecológico". Por tanto, dice, no se espera que ninguna explotación convencional convierta su producción a ecológica por el momento.
Aunque Polonia y Alemania no compiten directamente entre ellos, Polonia ejerce una gran influencia en el mercado europeo de la manzana debido a sus grandes volúmenes de producción. "Si el mercado de la UE está saturado y el de Polonia también, cabe automáticamente esperar precios más bajos. Polonia ofrece al mercado precios mucho más favorables, por lo que existe reticencia a pagar precios más altos por los productos alemanes". Aun así, transportar mercancías desde 1.000 km de distancia es una práctica cuestionable en lo que respecta a la huella de CO₂, sobre todo si la mercancía está también disponible prácticamente en la puerta de casa, afirma el productor.
Sobre la explotación frutícola de Wißkirchen
Wißkirchen cultiva manzanas en unas 32,5 hectáreas y peras en las 4 restantes. "Debido a la falta de pesticidas, apenas estamos pudiendo controlar el problema de la psila del peral, por lo que hemos tenido que reducir nuestra superficie de perales". Las variedades más cultivadas son la Elstar y la Gala, seguidas de la Braeburn y la Pinova, con 4 hectáreas. La Wellant parece estar resurgiendo, especialmente en Alte Land, sin embargo, no hay que olvidar que la Wellant es una variedad especial con un rendimiento relativamente bajo. Si se convirtiera en un producto de masas, los precios bajarían considerablemente".
Otras variedades que también se cultivan son la Boskoop y, en menor medida, la Jonagold. "Estamos intentando reducir un poco la superficie de Jonagold. En realidad es una buena variedad, pero con los años ha adquirido mala fama por sus características".
Para más información:
Philip Wißkirchen
Obsthof Wißkirchen
K&P Wißkirchen GbR
Rheinbacher Str. 36
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