Antes de la llegada del Trasvase del Tajo y la consiguiente revolución agrícola hace más de 40 años, el Campo de Cartagena, en la zona de secano, ya era conocido por su producción de melones, especialmente de la variedad Tendral Negro. Esta variedad, apodada "melón del año", destacaba por su capacidad de conservación durante meses, lo que permitió a la región explorar las primeras exportaciones, encontrando una valoración positiva en el mercado británico. Sin embargo, fueron Francia e Italia quienes jugaron un papel crucial en el éxito exportador de los melones de esta zona, no tanto por ser grandes mercados, sino por ser la fuente de nuevas variedades como Cantalup, Galia y Amarillo que, desde mediados del siglo XX, enriquecieron la producción local.
Estas nuevas variedades, junto con la introducción del melón Piel de Sapo en los años 1970, procedente de Villaconejos, en la vega del Tajo, contribuyeron significativamente al auge de la industria melonera en el Campo de Cartagena. El Piel de Sapo, a pesar de su tardía incorporación al mercado internacional y su inicial falta de aceptación debido a su apariencia y tamaño, acabó encontrando su camino gracias a la adaptación a las preferencias de los consumidores europeos, trabajando en ejemplares más pequeños que se ajustaban a las familias de menor tamaño.
Este empeño cuajó a principios del siglo XXI, consolidando la presencia del melón Piel de Sapo del Campo de Cartagena en los supermercados europeos, sin perjudicar su posición en el mercado interno. La variedad, que representa solo el 20% de la exportación, ha trascendido fronteras llegando a mercados tan lejanos como Singapur, la India y Malasia. Actualmente, la Región de Murcia es responsable de la mitad de las exportaciones de melón de España, demostrando la capacidad de innovación y adaptación de sus productores que han logrado posicionar al melón del Campo de Cartagena como un producto apreciado tanto a nivel nacional como internacional.
Fuente: laverdad.es