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Investigación dirigida por el virólogo Giuseppe Parrella y su equipo

Identificado un nuevo virus en sandía en Campania, nunca antes detectado en Italia

En la última década se ha producido un aumento mundial de los virus que afectan a las sandías debido a una combinación de factores interrelacionados: cambio climático, intensificación de la agricultura, globalización y comercio, evolución de los virus, pérdida de biodiversidad y prácticas de gestión deficientes.

El cambio climático, como el aumento de las temperaturas y las variaciones en el régimen de lluvias, puede afectar a la distribución y abundancia de insectos vectores que transmiten virus a las plantas. Los climas más cálidos pueden favorecer ciclos reproductivos más rápidos de estos insectos, aumentando así la propagación de los virus. El auge del comercio internacional también facilita la transmisión a nuevas zonas geográficas. Las semillas, plántulas y frutos infectados pueden transportarse de una región a otra e introducir virus o sus vectores en ecosistemas que antes no estaban afectados. Los virus pueden evolucionar rápidamente, desarrollando nuevas variantes que pueden infectar más fácilmente a las plantas o sortear sus defensas naturales.

Se ha demostrado que la reducción de la diversidad genética en los cultivos agrícolas aumenta la vulnerabilidad de la planta a las infecciones. El uso de variedades similares limita la capacidad de las plantas para resistir nuevas infecciones víricas. Además, en determinadas zonas, el desconocimiento de las prácticas más eficaces de gestión de enfermedades puede contribuir a la propagación de los virus.

En 2021, se detectaron dos nuevos virus en sandías en Estados Unidos, primero en Texas y después en Florida. Una situación similar se produjo en Italia, donde se identificó por primera vez un nuevo virus emergente que afecta a la sandía en la región de Campania, concretamente en Éboli y Battipaglia (provincia de Salerno). Este virus fue identificado por Giuseppe Parrella, virólogo e investigador del CNR-IPSP en Portici, Nápoles.

El virus fue identificado en muestras recogidas en 2023 mediante el uso de NGS (Next Generation Sequencing), una sofisticada tecnología que facilita la identificación de todos los viromas presentes en una planta. El virus identificado se clasificó como Watermelon crinkle leaf-associated virus 2 (WCLaV-2), del que nunca se había informado en Europa antes de este hallazgo. Sin embargo, su presencia se había documentado anteriormente en China, Estados Unidos, Brasil y Australia, según información facilitada por Parrella.

"Nos preocupa la presencia de este virus", afirma el virólogo, "porque se sabe poco de él, ya que pertenece a un grupo taxonómico de virus descrito recientemente y aún poco detallado: el género Coguvirus, que pertenece a la familia Phenuiviridae. Aunque hay pruebas de que estos virus se transmiten por injerto, queda por determinar si existe un vector adecuado para su transmisión en la naturaleza. Cabe destacar que la incidencia del virus en el campo es elevada, hasta el punto de alcanzar un 60-70% en algunos casos. Por consiguiente, nuestra hipótesis es que la presencia generalizada de estos virus en el campo puede deberse a la presencia de un vector muy eficaz o a la transmisión por semillas. Cabe señalar, no obstante, que se trata todavía de hipótesis, aunque están respaldadas por algunas pruebas preliminares o por el hecho de que la familia Phenuiviridae incluye virus ecológicamente diversos, algunos de los cuales son transmitidos por artrópodos y son capaces de infectar no solo a plantas, sino también a seres humanos y a diversos animales. También cabe destacar que el WCLaV-2 está incluido en la lista de alerta de la EPPO (Organización Europea de Patología Vegetal), lo que subraya la necesidad de aumentar la vigilancia sobre la presencia de este virus en los cultivos. Es importante hacer hincapié en que se necesitan más investigaciones exhaustivas para conocer plenamente las propiedades y características biológicas del WCLaV-2, en particular en lo que respecta a su modo de transmisión".

"Otro descubrimiento alarmante es el hecho de que este virus se ha encontrado a menudo en asociación con otro grupo de virus también emergentes en cucurbitáceas: los polerovirus (por ejemplo, el virus del amarillamiento transmitido por áfidos de las cucurbitáceas, CABYV). En tales casos, la sintomatología observada en el campo se complica por esta combinación, que es difícil de identificar de forma aislada".

Síntomas de WCLaV-2
"La infección viral de las plantas de sandía se caracteriza por el desarrollo de arrugas y ampollas en las hojas, especialmente en las situadas en el meristemo apical. Además de estos síntomas, también se ha observado un patrón de mosaico amarillo y un patrón de moteado amarillo en las hojas. El tallo también muestra una reducción de la longitud de los entrenudos, especialmente en la sección distal. El efecto general en la planta es un crecimiento atrofiado y un desarrollo vegetativo reducido. El cuajado de los frutos suele ser escaso o de muy mala calidad, y a menudo se observan deformaciones y lesiones circulares en los frutos. Estos síntomas son similares a los señalados para un segundo virus: Watermelon crinkle leaf-associated virus 1 (WCLaV-1), que está estrechamente relacionado con el WCLaV-2 pero que no se ha detectado en nuestros cultivos, aunque existe la posibilidad de que se introduzca. En otros países, como Estados Unidos, estos dos virus se encuentran a menudo juntos en los cultivos de sandía".

Síntomas del WCLaV-2 asociados a Polerovirus
Dada la frecuente asociación de este virus con Polerovirus causantes del amarilleamiento de las hojas, los síntomas descritos no se reconocen bien en estos casos, ya que el amarilleamiento de las hojas tiende a predominar y enmascarar los signos característicos del WCLaV-2.

"Es necesario desarrollar un método de diagnóstico sensible y específico que permita el control del material vegetal de origen (semillas y plantas) y el estudio epidemiológico sobre el terreno. La formación de un grupo de colaboración de investigadores comprometidos y experimentados es crucial para facilitar una investigación exhaustiva sobre este virus".

"Por último, se recomienda a todos los productores y técnicos de campo que vigilen de cerca los cultivos de sandía e informen de cualquier anomalía", concluye Parrella.

Este artículo pertenece a la edición de Primeur de mayo 2025. Haz clic aquí para acceder a la publicación completa.

Para más información:
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