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La remolacha roja gana protagonismo: KWS Vegetables va a por el liderazgo global

Con su alto contenido en fibra, vitaminas y minerales, la remolacha roja se ha hecho hueco entre quienes apuestan por una alimentación saludable y buscan mejorar el rendimiento físico, como es el caso de muchos deportistas. Aunque no es la hortaliza que más destaca en los lineales, su valor nutricional la convierte en un cultivo con futuro. Así lo entiende KWS Vegetables, empresa especializada en mejora genética, que ha decidido apostar firmemente por este vegetal. Y no lo hace sola: para posicionarlo en el mercado, está movilizando a toda la cadena agroalimentaria, desde los agricultores y operadores, hasta la industria transformadora y el retail. El objetivo es claro y ambicioso: liderar el mercado mundial de la remolacha roja.

© KWS

La estrategia de KWS tomó un impulso decisivo en 2019, con la adquisición de la firma obtentora holandesa Pop Vriend Seeds. "La remolacha azucarera, especialidad de KWS Vegetables, es un cultivo de gran escala, lo que ha llevado históricamente a inversiones mucho mayores en su mejora genética que las destinadas a la remolacha roja, especialidad de Pop Vriend Seeds. Sin embargo, ambas remolachas comparten buena parte de su base genética, lo que nos permite aprovechar sinergias entre ambas líneas de trabajo. Esa complementariedad nos refuerza y nos impulsa a aspirar con firmeza al liderazgo en remolacha roja", explica Joan de Visser, obtentor de remolacha roja y acelga en KWS Vegetables.

Un enfoque integral para toda la cadena
De Visser destaca que el trabajo de su equipo se centra, en buena medida, en incorporar resistencias genéticas a enfermedades y plagas. "Una vez consolidadas esas resistencias, los beneficios son compartidos por nosotros y por nuestros clientes. Desde la integración de Pop Vriend Seeds, contamos con mayor acceso a entornos y climas diversos para realizar ensayos, tanto en nuestras propias estaciones experimentales como con el apoyo de una red de colaboradores sobre el terreno. El resultado son variedades más robustas, con mejores rendimientos y menor dependencia de productos fitosanitarios. Estar respaldados por un grupo con alcance internacional y visión de largo plazo como KWS Vegetables marca una diferencia enorme para cualquier programa de mejora", asegura.

© KWS

KWS Vegetables trabaja exclusivamente en nueve cultivos, lo que permite focalizar los recursos y avanzar con paso firme. Según De Visser, es solo cuestión de tiempo antes de que el catálogo se amplíe. "Queremos aportar valor añadido en toda la cadena. Por ejemplo, Scarlett, una de nuestras variedades, destaca por su alto nivel de Brix, un rasgo muy valioso para mantener el contenido de azúcar tras el envasado al vacío. Y gracias a los recursos actuales, podremos incluir nuevas características que respondan a las necesidades específicas de cada eslabón del sistema agroalimentario", afirma.

Resistencias frente a estrés biótico y abiótico
Hoy por hoy, el foco del programa de mejora está puesto en introducir resistencias frente a factores bióticos. Pero también se presta atención a las condiciones abióticas, como la sequía o el exceso de humedad. "El año pasado, en nuestras parcelas de ensayo, mantuvimos remolachas sumergidas más de 24 horas y los daños fueron mínimos. Es un cultivo resistente. En Europa del Este, donde el riego muchas veces no es una opción, el estrés hídrico es habitual. Al seleccionar variedades capaces de mantener su rendimiento en condiciones cálidas y secas, también estamos generando soluciones para países como los Países Bajos, donde el cambio climático ya ha dejado huella con veranos extremos y periodos prolongados sin lluvias", relata De Visser.

© KWS

Variedades adaptadas a las exigencias del mercado
Actualmente, el catálogo incluye dos variedades de remolacha redonda: Scarlett y Jolie. "Seguimos centrados en el tipo clásico, con variedades aptas tanto para el mercado en fresco como para la industria. Scarlett destaca por su contenido en azúcar, ideal para productos procesados; mientras que Jolie, por su piel especialmente lisa, se adapta muy bien a la venta directa", explica De Visser.

Los requisitos de calidad, además, varían según el mercado. "En Brasil, por ejemplo, el nivel de exigencia es altísimo: se prioriza una remolacha muy lisa, de color oscuro y con buena vida útil. En países como Perú o Colombia, se vende con hojas, así que el aspecto del follaje es clave: debe estar sano y bien adherido a la raíz, y ser visualmente atractivo. En Europa Occidental, en cambio, el mercado en fresco ha perdido peso y gran parte de la producción va a la industria. Aun así, cuando se destina al consumo directo, los estándares de presentación siguen siendo muy altos", comenta.

© KWS

Enfermedades y plagas: el gran desafío del sector
La remolacha roja es una planta poco exigente en cuanto a fotoperiodo, lo que la hace apta para el cultivo en muchas regiones del mundo, con una gama varietal relativamente limitada. "Es ideal para producción ecológica. Sin embargo, hay plagas y enfermedades que exigen respuestas desde la mejora genética si queremos seguir reduciendo el uso de fitosanitarios", señala De Visser.

Entre los enemigos más conocidos están los hongos Rhizoctonia, Cercospora beticola y el virus de la rizomanía, cuya presencia puede condicionar gravemente el éxito de la campaña. "La rizomanía, por ejemplo, impide cultivar muchas de las variedades actuales en determinadas zonas de los Países Bajos. Y dado que una buena parte del cultivo se produce en ecológico, contar con una variedad resistente supondría una enorme ventaja a nivel de planificación", afirma.

© KWS

A nivel global, la Cercospora beticola es el principal reto. "Afecta al follaje, y en parcelas donde las esporas —presentes de forma natural en el ambiente— se desarrollan con fuerza, la planta puede quedarse sin hojas y el agricultor, sin cosecha", advierte. "Con las herramientas actuales, hace falta un alto nivel técnico para mantener el cultivo en buenas condiciones durante campañas complicadas".

Desde que hace dos años se prohibió el uso de neonicotinoides, la protección sistémica frente a pulgones en las fases iniciales del cultivo ha quedado muy limitada. En consecuencia, los agricultores depositan cada vez más su confianza en la genética. "KWS ha asumido ese reto, y gracias a la integración de Pop Vriend Seeds, contamos con una posición inmejorable para avanzar. Estoy convencida de que dentro de cinco años volveremos a hablar, y comprobaremos que vamos por buen camino", concluye De Visser con entusiasmo.

Este artículo fue publicado originalmente en la edición de mayo de 2025 de la revista Primeur.

Para más información:
Joan de Visser
KWS Vegetables
[email protected]
[email protected]
www.kwsvegetables.com

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