La recolección de patata ha comenzado en la provincia de Salamanca con cotizaciones por debajo de lo habitual para esta etapa de campaña, lo que ha generado incertidumbre entre los productores. Según datos de la Interprofesional de la Patata de Castilla y León, las primeras partidas se pagan en la comunidad entre 25 y 30 céntimos por kilo, frente a los 50 céntimos registrados a comienzos de julio del año pasado o los entre 40 y 50 céntimos de hace dos años.
La situación afecta especialmente a municipios productores como Arabayona, Cantalpino, Cantalapiedra o Encinas de Abajo, donde los agricultores han comenzado a cosechar pese al contexto adverso. Desde la cooperativa Aranpino, la mayor del sector en la provincia, señalan que el precio de venta en Mercasevilla ronda los 35 céntimos por kilo, una cifra lastrada por la amplia oferta disponible en el mercado.
A diferencia de otros años, en los que la campaña andaluza ya había concluido en estas fechas, el mercado actual absorbe simultáneamente patata de distintas procedencias: Salamanca, Cartagena, Sevilla —que mantiene producto en cámaras—, Egipto y Francia, país que ha incrementado su superficie sembrada. Esta confluencia ha provocado una presión bajista en los precios. "Es un año complicado", advierten fuentes de Aranpino.
Ante este escenario, el presidente de la Interprofesional de la Patata, Juan Sandonís, pidió calma al sector. A su juicio, el nivel actual de precios sería aceptable si se mantiene estable. Sin embargo, alertó de que una cosecha desordenada y precipitada podría generar un exceso de oferta. "Si los agricultores entran en pánico y queman patatas, se producirá un pequeño colapso", señaló. También recomendó evitar el secado del tubérculo salvo que esté listo para la venta o ya comprometido contractualmente.
En ese sentido, recordó que muchos contratos en esta campaña se han cerrado a entre 22 y 25 céntimos por kilo. Por su parte, el ex presidente de la interprofesional y actual responsable del sector en COAG, Alberto Duque, mostró preocupación por el bajo precio de arranque, que podría dificultar la cobertura de costes en algunas zonas.
El grueso de la producción salmantina llegará al mercado en agosto y septiembre, un periodo en el que se espera una fuerte presencia de patata francesa, además de la entrada tardía de producto procedente de Badajoz y Portugal —este último, uno de los principales compradores de la patata salmantina—. Sandonís apuesta por una recolección escalonada como fórmula para estabilizar el precio.
En cuanto al estado sanitario del cultivo, el mildiu ha hecho acto de presencia, aunque por el momento está bajo control. Las producciones en provincias como Valladolid, más adelantada en la campaña, son desiguales, según las variedades y fechas de siembra.
Castilla y León ha sembrado esta campaña 18.529 hectáreas de patata, 1.106 más que el año anterior, según el avance del Ministerio. En Salamanca, la superficie alcanza las 5.200,86 hectáreas, el dato más alto al menos desde 2015, y supera en extensión a Valladolid. A nivel nacional, se contabilizan 63.298 hectáreas sembradas, 1.674 más que en 2024.
El retroceso de las exportaciones desde el sur de España y la entrada de patata francesa a gran escala completan un panorama incierto para un sector que venía de una campaña con precios altos y rentabilidad aceptable. Ahora, el reto será evitar un exceso de oferta que comprometa los ingresos de los productores.
Fuente: lagacetadesalamanca.es