La cosecha de arándanos avanza a buen ritmo en la finca de la familia Schrijnwerkers, situada en la localidad belga de Oudsbergen. Por ahora, la campaña comercial está desarrollándose de forma bastante positiva, aunque Frans Schrijnwerkers empieza a percibir cómo la presión del mercado va en aumento por la presencia de producto de otros orígenes. "Ahora toca averiguar cuánto está realmente dispuesto a pagar el consumidor por el producto local", comenta el agricultor.
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"El arranque fue muy prometedor. Las plantas estaban —y siguen estando— bien cargadas de frutos. Los calibres son buenos y la calidad, más que satisfactoria. Tuvimos una maduración bastante temprana, así que ya en mayo los frutos empezaban a tomar color. Es cierto que tuvimos algún tropiezo, como daños leves por heladas primaverales, pero supimos capear el temporal. Eso nos permitió empezar a cosechar y comercializar los arándanos antes de lo habitual, aunque la demanda aún andaba algo dormida, ya que seguían entrando lotes tardíos de España. Por eso, decidimos retrasar un poco la recolección. Sabemos por experiencia que, en la cosecha muy temprana, el rendimiento por hora es de unos 3 kilos; pero esperando un poco, se puede llegar fácilmente a 8 o 9. Y esa diferencia, con los costes laborales que tenemos aquí, se nota muchísimo. Queremos que los primeros arándanos lleguen al consumidor a un precio atractivo, sí, pero siempre que los números cuadren", indica Schrijnwerkers.
Crece la presión de la importación
Aun así, Schrijnwerkers, que también cultiva frambuesas en colaboración con otro agricultor, empezó oficialmente hace poco más de un mes con la campaña. "En los últimos días, las plantas han sufrido por las altas temperaturas, pero la mayoría de los frutos las ha aguantado bien. Seguimos en una dinámica positiva. En cuanto a precios, empezamos con valores razonables. No eran espectaculares, pero permitían trabajar con cierta comodidad. Ahora, sin embargo, los volúmenes están empezando a apretar, por lo que los precios van cediendo. Aún se puede sacar rentabilidad y el producto se está colocando bien en el mercado, lo cual es alentador, aunque se percibe cierta inquietud. Y tampoco está mal que sea así, porque eso nos mantiene a todos alerta", dice Schrijnwerkers con una sonrisa.
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"La competencia extranjera, sin embargo, se está intensificando. Serbia está en plena recolección, y tanto Rumanía como Polonia han comenzado también con las primeras cosechas. Cuando estén plenamente operativos, veremos cómo reacciona el mercado. ¿Habrá saturación o seguirán siendo fluidas las ventas? Y no podemos perder de vista a Perú, que en la parte final de nuestra campaña es capaz de ofrecer fruta de excelente calidad a precios muy bajos. Está claro que Perú sabe posicionarse estratégicamente según el momento del año", reconoce Schrijnwerkers.
Valorizar la producción local
La gran incógnita ahora es saber cuánto valora realmente el consumidor el producto local. "Estamos jugando con desventaja, así que es esencial destacar lo nuestro. Los productores dependemos totalmente de lo que tenemos disponible en el campo. Lo que hay, está ahí, y alguien tiene que consumirlo. Las empresas comercializadoras, en cambio, pueden cambiar de producto si el mercado lo exige. Los productores podemos mover ligeramente el calendario, pero no mucho más. Con todo, el interés por las producciones locales no es bajo. Una encuesta reciente muestra que entre el 60 y el 70 por ciento de los consumidores prefiere comprar productos locales. Pero una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. Cuando hay que sacar la cartera, esa voluntad cae en picado. Por eso trabajamos mucho en fomentar una compra más consciente", explica.
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"Producir arándanos no es tarea fácil. Es un cultivo exigente, que requiere muchísimo esfuerzo y a veces pierde su rentabilidad. De vez en cuando hace falta tomar aire, recuperar fuerzas y volver a poner todo en orden. Lo vimos también en el sector de la manzana, que ahora vive un momento mucho más alentador. Eso nos anima, porque este cultivo tiene futuro, sin duda. Pero como sector, tenemos que evolucionar. Nada permanece igual. Si las cosas van mal, toca adaptarse, y si van bien, también. Lo importante es no dejar de ajustar el rumbo. Y por ahora, afrontamos esta temporada con muchas ganas, así que optimismo no nos falta", concluye Schrijnwerkers.
Para más información:
Frans Schrijnwerkers
Blauwe Bessen Familie Schrijnwerkers
Oudsbergerweg 121
3670 Oudsbergen (Bélgica)
Tel.: +32 (0)89 85 89 33
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