Los agricultores de Lleida han iniciado la recolección de las primeras manzanas de la variedad Gala, una de las más tempranas. La producción de este año crece respecto a la campaña anterior, aunque aún está por debajo de su potencial. Además, las elevadas temperaturas registradas a finales de junio han afectado al calibre de los frutos, que se ha quedado "relativamente justo", según explica Manel Cònsola, productor de Bell-lloc d'Urgell.
Cònsola señala que "cuando sube la temperatura, el árbol detiene el proceso de maduración, lo que repercute en el calibre". En su caso, las manzanas que recoge tienen diámetros que oscilan entre los 68 y 73 milímetros, tamaño que considera óptimo para esta variedad.
Por su parte, la patronal Afrucat estima una cosecha de Gala de 29.170 toneladas, lo que supone un aumento del 6% en comparación con el año pasado, aunque un descenso del 4% respecto a la media de los últimos cinco años. El contraste entre las temperaturas diurnas y nocturnas durante julio ha favorecido que el fruto alcance un color "perfecto".
Los productores confían en que los precios para esta campaña serán aceptables, teniendo en cuenta que la escasez de producción de manzana se repite en toda Europa.
El sector de la manzana en el llano de Lleida continúa registrando niveles bajos de producción, una tendencia que Cònsola atribuye en gran medida al cambio climático. "Por lo general, hay una reducción en los kilos máximos por hectárea", señala. Además, advierte de que este fenómeno influye en la duración de la cosecha, con "periodos cada vez más cortos porque la fruta madura más rápido". Explica también que existen muchos árboles que deben ser arrancados porque la fruta no toma color o porque algunas variedades son mucho más blandas.
Fuente: segre.com