La región vitícola oriental de Marruecos ha ampliado su campaña de dos a seis meses gracias a la introducción de nuevas variedades, pero la escasez de agua sigue afectando a la producción. La provincia de Nador se ha convertido en un importante proveedor de los mercados nacionales e internacionales.
La cosecha, tradicionalmente limitada al verano, se extiende ahora de junio a diciembre. Entre las nuevas variedades de uva hay una registrada en el Ministerio de Agricultura marroquí, de acuerdo con Mimoun Oussar, presidente de la Cámara de Agricultura de la Región Oriental, según informa Le360. La diversificación ha permitido a las uvas locales llegar a más mercados más amplios, manteniendo al mismo tiempo los niveles de calidad establecidos.
Sin embargo, la persistente sequía obliga a los productores a adaptarse. Algunos agricultores han instalado unidades de desalinización a pequeña escala para tratar el agua salina de los pozos, pero estas soluciones solo proporcionan un alivio parcial. A pesar de las limitadas descargas de agua de las presas regionales, los volúmenes siguen siendo insuficientes para un cultivo sostenible, según Oussar.
La escasez de agua afecta sobre todo a la vid, muy sensible a las interrupciones del riego. Kamal Drissi, de la Asociación de Productores de Uva de Nador y Driouch, señala que la sequía del año pasado provocó una cosecha prematura que afectó al tamaño y la calidad de la fruta. "Una sola interrupción del riego puede resultar fatal para los viñedos", añade el presidente de la asociación, Kamal Aberkani.
Por si fuera poco, a lo anterior se suman las presiones financieras. Establecer una hectárea de viñedo necesita una inversión inicial de entre 30.000 y 40.000 dólares, con unos costes de explotación anuales superiores a los 8.000 dólares. El aumento de los precios de los insumos agrícolas importados reduce aún más los márgenes.
Una asociación de productores de reciente creación pretende consolidar el sector, reforzar el poder de negociación para la compra de insumos y mejorar el acceso a los programas de ayuda del gobierno. El grupo, que incluye a inversores de la diáspora que regresan a las empresas agrícolas, apoya la construcción de una planta desalinizadora de agua de mar como principal solución para asegurar el futuro agrícola de la región y proteger el empleo.
Fuente: North Africa Post
