El Valle de Caderechas ha cerrado la mejor campaña de cereza de la última década, con unos ingresos que superan los dos millones de euros. Según las estimaciones de la Asociación de Productores y Comerciantes, integrada por 25 miembros, la producción de este año podría rebasar el millón de kilos, a falta de concretar el balance final tras ocho semanas de recolección.
Las lluvias de primavera no dañaron la floración de los más de 50.000 cerezos, aunque la última ola de calor obligó a adelantar el final de la cosecha. "Las altas temperaturas aceleran la maduración y existe el riesgo de perder fruta en el árbol", explica el presidente del colectivo, Juan José Gandía. Para cumplir con los plazos, fue necesaria la contratación de cerca de una veintena de temporeros, diez de ellos en la finca de Gandía.
En comparación con campañas anteriores, marcadas por las heladas tardías que redujeron drásticamente la producción, 2025 quedará como un año "espectacular", con fruta de buen calibre y sabor intenso. El aumento de la oferta ha repercutido en los precios: el kilo de la variedad Lapins, la más extendida, se ha vendido en torno a cinco euros para calibres de 28 milímetros, llegando hasta siete en los de mayor tamaño. Los ejemplares de 32 milímetros, poco frecuentes por su similitud con la ciruela, han alcanzado precios aún más altos.
Entre las variedades cultivadas destacan Fresona y Negra Tardía, junto con Burlat, Stark Hardy Giant, Summit, Sunburst, Rainier, Van y Garrafal. Aquellas amparadas por la Marca de Garantía, recolectadas manualmente, cuentan con un mínimo de 12 grados Brix. Aunque la humedad primaveral favoreció la presencia de la mosca Drosophila suzukii, su impacto ha sido mínimo en una cosecha que se sigue comercializando en mercados locales como Burgos y Bilbao.
Fuente: diariodeburgos.es
