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Perú podría cerrar la campaña superando las 400.000 toneladas de arándanos exportadas

El mercado internacional del arándano atraviesa una etapa de expansión sostenida, con un valor cercano a los US$ 7.000 millones y perspectivas de alcanzar los US$ 10.000 millones hacia 2030. La fruta dejó de ser una novedad para convertirse en un producto estable dentro de la canasta agrícola global, aunque la rápida ampliación de la oferta genera episodios de ajuste en precios y comercialización.

En este contexto, el Perú mantiene su posición como principal exportador mundial. La estrategia del sector se ha basado en la incorporación de cerca de 3.000 hectáreas nuevas cada año, hasta superar las 25.000 en producción, junto con una diversificación varietal que permite extender el calendario de cosecha y atender mercados más exigentes. Más del 80% de los envíos corresponden a variedades reconvertidas, lo que ha reforzado la calidad y la resistencia del producto.

La campaña 2025/2026 refleja los contrastes del modelo. Entre mayo y agosto, las exportaciones sumaron 71.957 toneladas por un valor de US$ 420 millones. Esto supone un incremento del 137% en volumen frente al mismo periodo del año anterior, aunque el valor solo avanzó 44% debido a la caída de los precios internacionales. El promedio por kilo se redujo en casi 39%, hasta los US$ 5,83, con descensos de hasta 41% en agosto por la dificultad de absorber los picos de producción.

El sector enfrenta, además, retos logísticos: congestión en el puerto del Callao, limitaciones de transporte y competencia de espacio con otros productos de temporada, como la uva de mesa. Estos cuellos de botella amenazan con repetirse en la actual campaña.

Aun así, el dinamismo no se detiene. Asia se perfila como la gran oportunidad para sostener la rentabilidad a futuro. China, Singapur —cuyas compras se multiplicaron por ocho al inicio de la temporada— e Indonesia son los destinos más prometedores. Al mismo tiempo, la apuesta por nuevas variedades licenciadas, como Albus, Colossus o Keecrisp, abre la puerta a nichos premium en mercados que demandan frutos de mayor calibre y presentaciones diferenciadas.

Las proyecciones indican que el Perú podría cerrar la campaña superando las 400.000 toneladas exportadas, un 25% más que en el ciclo previo. Sin embargo, el valor de las exportaciones crecería solo entre 8% y 13%, reflejando la presión a la baja en los precios. La industria advierte que su liderazgo dependerá de equilibrar volumen y rentabilidad, reforzando la diversificación de mercados, impulsando la promoción comercial y resolviendo los problemas logísticos mediante mayor coordinación público-privada.

En un mercado global cada vez más competitivo, la clave ya no está únicamente en producir más, sino en diferenciarse y mejorar la eficiencia para sostener el liderazgo alcanzado.

Fuente: freshfruit.pe

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