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La patata gallega encara una campaña marcada por el retraso en A Limia y los calibres reducidos en Bergantiños

La patata gallega, producto con siglos de presencia en la gastronomía de la comunidad, afronta una campaña con contrastes. En A Limia, el ciclo se ha visto condicionado por la primavera lluviosa, mientras que en Bergantiños la recogida se ha adelantado con tubérculos de menor tamaño.

El presidente de la Asociación de Productores de Patata de A Limia, Amador Díaz, recuerda que la siembra comenzó más tarde de lo habitual: "Hasta el 10 de mayo apenas había sembradas, cuando lo normal es empezar en abril". Ese retraso desplaza la recolección principal a finales de septiembre o incluso octubre.

Pese a las dificultades iniciales, el verano seco y el uso de riego han favorecido el cultivo, reduciendo la incidencia de plagas. Con unas 3.500 hectáreas sembradas, la producción en la comarca se mantiene en torno a los 120 millones de kilos, aunque la entrada de patata de otros países, especialmente Francia, preocupa al sector. "Hoy en día hay un retraso en el consumo de la patata española. Esperamos que no repercuta en una caída de precios", advierte Díaz, que defiende la IXP Patata de Galicia como garantía de calidad frente a competidores como Marruecos o Israel.

En Bergantiños, el panorama es distinto. La primavera lluviosa forzó a mezclar variedades tempranas y tardías, lo que redujo el ciclo de la planta. "El estrés redujo el calibre y el peso", señala Juan Ramón Sanjurjo, presidente de los productores de Coristanco. La recolección comenzó hasta dos semanas antes de lo previsto y con rendimientos por debajo de campañas anteriores, que en un buen año rondan los 20.000 kilos por hectárea.

Más allá de las condiciones meteorológicas o de la presión de los mercados internacionales, el sector arrastra problemas estructurales. El minifundio y la falta de relevo generacional encarecen los costes y limitan la competitividad.

La campaña se presenta, así, con luces y sombras: A Limia confía en una buena conservación del producto, mientras que Bergantiños afronta menores rendimientos y calibres más reducidos, en un mercado cada vez más condicionado por la competencia exterior.

Fuente: galiciae.com

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