La producción de boniato (o batata) en España ha experimentado un crecimiento sostenido en los últimos años, impulsado principalmente por la demanda de exportación. Hace una década, la producción nacional era inferior a 19.000 toneladas, cultivadas en menos de 900 hectáreas. En 2022, la producción superó las 78.000 toneladas en más de 2.600 hectáreas. En Andalucía, el boniato se considera uno de los tubérculos más relevantes, con más de 1.700 hectáreas cultivadas y una producción superior a 52.000 toneladas.
El ciclo de siembra se desarrolla habitualmente entre marzo y julio, dependiendo de las condiciones climáticas, mientras que la cosecha se realiza de forma escalonada. El tubérculo se recolecta, se somete a un proceso de curado y se conserva en cámaras con control de ventilación y temperatura, lo que permite mantenerlo fresco y apto para su comercialización durante todo el año.
La demanda de boniato sigue en aumento, tanto a nivel nacional como internacional, motivada por la creciente preferencia por alimentos saludables y nutritivos. La producción destinada a exportación representa actualmente la mayor parte de la oferta.
Las principales zonas productoras en España se concentran en el sur de Sevilla, Huelva y Cádiz, así como en las provincias de Alicante y Valencia. La entrada de boniato importado de Egipto, con precios competitivos y calidad aceptable, ha afectado la rentabilidad del cultivo en algunas regiones.
El acceso al agua y la gestión hídrica constituyen aspectos clave para el desarrollo del boniato. Se utilizan sistemas de riego por aspersión y goteo para regular la temperatura del suelo y mitigar los efectos de olas de calor. Desde el punto de vista fitosanitario, el boniato no presenta enfermedades graves, aunque se requiere control de plagas exóticas. La conservación adecuada en cámaras con ventilación y temperatura controlada es esencial para mantener la calidad del producto durante su almacenamiento y comercialización.
Fuente: revistacampo.es
