Si la Unión Europea no cambia el acuerdo agrícola con Marruecos, el tomate en Málaga terminará por convertirse en un cultivo en peligro de extinción. Lo advirtió ayer la patronal agraria Asaja que criticó que el país vecinos se salta "sin miramientos" los cupos de exportación fijados "mientras las autoridades miran para otro lado". Esta situación ha provocado que la facturación descienda sin parar en la provincia en los últimos años, ya que se calcula que este año se cerrará con un total de apenas 33 millones de euros frente a los casi 49 que se obtuvieron el año pasado o a los alrededor de cien millones de euros que se lograron facturar en 2002.
En Málaga hay 1.600 hectáreas de cultivos de tomates, la mayoría concentradas en la comarca de la Axarquía, que producen unas 65.000 toneladas al año. Pero el coordinador nacional de frutas y hortalizas y responsable de Asaja Málaga en esta comarca, Benjamín Faulí, señaló que estas cifras tanto de superficie como de producción podrían reducirse considerablemente en los próximos años y aseguró que "debemos prepararnos para la desaparición de un cultivo tan emblemático de la provincia" si se mantiene la situación actual y no se rompe el acuerdo con Marruecos como ha ocurrido en el caso de la pesca.
El principal motivo es que Marruecos ha exportado a la Unión Europea más de 61.000 toneladas de tomate entre octubre y noviembre de este año, cuando los cupos del acuerdo agrícola en vigor para esos dos meses eran de 38 toneladas.
Estas cifras, que el responsable de Asaja calificó de escandalosas superan incluso las cantidades fijadas para el futuro acuerdo que para el primer trimestre del año en vigor se establecen en 46.000 toneladas. "La Comisión Europea y el Gobierno español llevan años mirando hacia otro lado ante esta actuación comercial sin justificación y de una impunidad vergonzosa", criticó.
El exceso de oferta de los productos procedentes de Marruecos tiene una repercusión directa en los precios del mercados y que los agricultores aseguran que son "insostenibles". La prueba está en que si el kilo de tomates se vendía a unos 75 céntimos de euro en origen de media en Málaga el año pasado, este año el promedio se cerrará en apenas 52.
Pero la realidad es que la cantidad de tomates que entran desde el país norteafricano no es la única razón que explique esta caída en picado de los precios. También ha influido y mucho la crisis que se produjo en el sector agrícola a raíz del caso de la bacteria E.Coli que se detectó en Alemania y que salpicó de lleno a los productos españoles. Faulí señaló que entre estas dos circunstancias han hecho que el precio del kilo del tomate en Málaga ha llegado a estar por debajo de los 30 céntimos el pasado verano frente a los 70 de media que había a principios de año.
Fuente: Malagahoy.es