En Holanda, la popularidad del boniato nunca ha llegado a cuajar. John van Ewijk, de Kumara Import bv cree que sabe por qué: "La mayoría de personas por aquí no sabe cómo prepararlos. No se pueden cocinar como si fueran patatas. No obstante, los boniatos son realmente útiles una vez te familiarizas con ellos. En realidad se parece más a una zanahoria que a una patata. En países como Alemania, ponen mucho empeño en la promoción del producto. Eso es algo que deberíamos hacer aquí".
La Tropicana, en Maastricht, se especializa en un producto más tropical. Además de jengibre, mandioca, ñame y plátanos, ahora está centrado en popularizar el boniato. La inmensa mayoría, sin embargo, está destinada a la exportación. El propietario, Vincent Schoonbrood, sigue pensando que el boniato podría abrirse camino en los supermercados holandeses, aunque por ahora, provee a Inglaterra, Francia, España e Italia. "El suministro de las variedades de boniato fluctúa de año en año. Esto afecta a los precios. En estos momentos, el precio es alto porque lugares como Brasil y Sudáfrica, han tenido cosechas escasas. El año pasado, por el contrario, sus cosechas casi desbordan el mercado".
La importadora y mayorista Belimpex, con sede en Ámsterdam, compra boniatos en Honduras y pequeños suplementos de Brasil. René Rooseman, quien comercializa distintas variedades, opina que se podría persuadir a las personas de la interesante diversidad de los boniatos: "La variedad naranja, por ejemplo, es rica en caroteno. Y es más dulce que la variedad blanca. Son claramente dos productos totalmente diferentes. A quienes les gusta la variedad blanca no cambiarían tan fácilmente a la variedad naranja".