Aunque las ciruelas son de color verde y duro debido a las lloviznas, gracias al 'encanto de las ciruelas' de Pershore, llegó el verano. Paul Johnson toca una pieza de Gershwin en Si menor con su clarinete mientras recorre las hileras de árboles. Sus túnicas son de color púrpura papal, y el sombrero es un tricornio negro, con bordes de oro brocado.
"Quiero recordar a las ciruelas que es verano. De modo que será mejor que crezcan", explica Johnson. Por si esto no funcionara, trajo un sintetizador que reproduce las campanadas de un reloj - "para dejar claro que el tiempo pasa!"
'El encanto de las ciruelas (Plum-charming)', como se le conoce, es una tradición folclórica, con sus raíces en la práctica del wassailing - la práctica medieval del cantar de los huertos, y Johnson está convencido de que existe una base científica para todo esto.
"Ellas responden a la música", dice Johnson, de 51 años. "Alguien me dijo que si consigues la afinación correcta hace que las moléculas de agua vibren dentro de la fruta, lo cual produce una respuesta que activa el proceso de maduración."
Basado en información de: independent.co.uk