En comparación con Florida, el mayor país de Sudamérica cuenta con mucho más terreno abierto para plantar nuevos campos de naranjos alejados de las zonas donde el "greening" sigue desenfrenado, señala, y eso es precisamente lo que están haciendo los grandes productores brasileños.
"Eso les da una ventaja para huir de la enfermedad que nosotros [en Florida] no tenemos", dice Spreen.
La producción brasileña también está disminuyendo porque, al igual que Florida, está perdiendo pequeños y medianos productores, aquellos que poseen 200 hectáreas o menos, apunta.
El total de naranjos en Brasil ha disminuido un 18% entre 2012 y 2015, señala. En el mismo periodo, el número de explotaciones citrícolas se ha reducido un 38%.
"No creo que aumente su número de árboles, porque mucha gente está abandonando", prevé. "En consecuencia, no es probable que Brasil regrese a la producción de 400 millones de cajas de naranjas en la próxima década", concluye Spreen.